Emilio García

Desde el mirador

Emilio García


Enfermos de ideología

26/11/2020

Un cambio de época, de régimen y todo ello bajo la imposición de seis meses de un Estado de Alarma unilateral, de confinamiento y de censura, los españoles estamos impedidos, imposibilitados para poder manifestar nuestra opinión sobre la cascada de iniciativas que viene impulsando Moncloa para alcanzar los objetivos orquestados por un comunicador mercenario que ha activado una maquiavélica maquinaria para destrozar España. Hace más de dos mil años Cicerón señaló que “La sabiduría sin elocuencia es poco útil para los estados, pero la elocuencia sin sabiduría es casi siempre perjudicial y nunca resulta útil”.
La España humillada quiere salir a la calle, ya empieza a hacerlo. Por variados motivos muchos españoles quieren mostrar su descontento con lo que está impulsando y concretando un Gobierno sin control, una dictadura de facto totalitaria sobre la que construyen un país bajo el mando único de un presidente desvalido, vacío de ideas, pregonero de historias que le escribe su comunicador, y que permite que su colega de gobierno sea el que ordena qué hacer y cuándo difundirlo, aunque le engañe; es el pulso entre dos mentirosos compulsivos.
La memoria a corto plazo, los escándalos, corruptelas e ilegalidades sin fin no han servido más que para afianzar a este Gobierno que, hábilmente, sabe tapar cada situación para que los españoles no sepan qué es lo que ha pasado o está pasando (y sus medios subvencionados, arrimando el hombro). Cicerón, gran defensor de la propiedad privada -esa que se pone en duda desde el Gobierno, respaldando ocupaciones mil-, también dijo que “Desempeñar un cargo público para enriquecerse no es solamente vergonzoso sino, también, impío contra la patria… Los que gobiernan deben centrar su interés en alejar hasta la más diminuta sospecha de avaricia, pues no hay vicio más repugnante”. Creo que nuestros gobernantes no han leído al filósofo, político, jurista, escritor y orador romano porque era neoliberal.
No se puede gobernar con violencia, incendiando España en las calles, en las redes sociales y manipulando el orden establecido arrogándose un poder que no se tiene. Los mayores tenemos mucho que decir aunque la señora Lastra -todo un ejemplo intelectual- diga lo contrario. Que el sectarismo se haya impuesto como conducta moral del gobernante resulta ignominioso para los españoles. La resignación actual me lleva a recordar el refrán que utilizamos los gallegos y que estampó Castelao en uno de sus dibujos: “Mexan por nos e hai que dicir que chove”.
Mientras unos partidos -aquellos que odian a España pero que viven muy bien del resto de los españoles- aprovechan la coyuntura para sacar fondos, privilegios y otras iniciativas de los intereses espurios de Sánchez, otros permiten -entre pataleos y verdades a medias- que el gobierno social-comunista humille a todos los españoles y quiera acabar con la Democracia establecida.
Los gobernantes, están enfermos de ideología y por eso mienten y engañan permanentemente para poder desmantelar poco a poco las estructuras que sustentan nuestro Estado democrático (aparte de todo lo que ya sabemos ¿no se está dando cuenta querido lector de que están modificando poco a poco los artículos de nuestra Constitución?). La manifestación del pueblo frente a tanto latrocinio es obligada si realmente queremos dejar a nuestros hijos y nietos un país que quiere seguir disfrutando de su vida, de sus calles, de sus familias.
El caos social, económico y político en el que estamos inmersos, permite que no se pueda bajar el IVA a todas las mascarillas pero sí disponer de más de mil asesores elegidos a dedo cobrando una media de 65.000 euros mientras muchos españoles no saben si le merece la pena levantarse cada día porque no tienen nada que llevarse a la boca; permite, también, que un vicepresidente distribuya sectariamente los dineros entre todas aquellas organizaciones afines; permite que sea una prioridad de gobierno, mientras la hostelería está cerrada y varios millones de personas en el paro, acusar al “cambio climático” de ir contra el feminismo; permite que se apruebe una nueva ley educativa sectaria que no surge de un Pacto de Estado necesario y obligado por el bien de España -llevamos 40 años esperando-; y permite que… (complete el lector las iniciativas que sabe se están impulsando).
Se han erigido como élites sociales y quieren mantenerse en el grupo de privilegiados a toda costa; y especialmente, estar bien situados dentro del nuevo orden mundial que se está construyendo. Y si hay que destruir los pilares que sustentan las sociedades individuales -continentes, países, ciudadanos, etc.- lo harán porque ellos quieren ser los dirigentes de la sociedad que está por llegar; y por eso apuestan por combatir nuestras libertades en todos los niveles democráticos.