Francisco I. Pérez de Pablo

Doble click

Francisco I. Pérez de Pablo


Un sopapo de realidad

12/04/2022

Ávila podría haber albergado la fase de los playoffs de ascenso en su fase regional, que además disputará el primer equipo de la Capital y de la Provincia. El Real Ávila CF había presentado la candidatura para que el estadio municipal Adolfo Suarez acogiera los partidos que darían un vencedor que jugará con los campeones de otros grupos nacionales por ascender desde esa quinta categoría del futbol nacional a la 2ª RFEF –cuarta categoría–. 
Un ascenso necesario para un club que comenzará en pocos meses su centenario (con nuevos dueños en su accionariado), que lleva demasiados años en el pozo que suponen estas categorías inferiores. Lejanos aquellos tiempos en que compitió con solvencia en la Segunda B del fútbol español y donde la ciudad estuvo entregada a un equipo que domingo tras domingo llenaba las gradas –al menos de su tribunal general– y el futbol local era conversación obligada en bares y comercios. Era otro fútbol y otros sentimientos.  
Como dije hace unos días, el ascenso del Real Ávila es la única alegría que podría tener una Capital donde en el aspecto deportivo las cosas siguen sin marchar bien, más bien marchan mal y con nula brillantez. Algo consustancial con el ambiente general que vive la urbe amurallada.  Volviendo a esa decisión de descarte, fue un rechazo a su estadio de fútbol y un desprecio a la propia ciudad. Almazán (Soria) fue la elegida en una votación que según se ha narrado contó con más de la mitad de abstenciones de los clubes regionales y donde se impusieron los clubes más rurales y es que ser Capital de Provincia no contó lo necesario. 
Más allá de si la propuesta abulense o soriana era mejor una que la otra. Más allá de si el propio Real Ávila hizo el lobby necesario entre los equipos votantes para inclinar la balanza a su favor, este hecho –sopapo de realidad– debería hacer reflexionar a quienes dirigen los destinos de esta ciudad (es un buen momento estos días acompañando con su presencia en las calles y en silencio las procesiones) lo poco o mal considerada que fuera de aquí está hoy la misma. Reflexión que también convendría hicieran sus habitantes y no solo expresar lamentos. 
 Demostrativo de ello ha sido esta elección que puede considerarse intrascendente –playoff deportivo– para los muchos intereses económicos y sociales de una Capital de Provincia vencida por una localidad que solo cuenta con el 10% de la población abulense. Siendo esto así qué no será en otras decisiones más significativas y trascendentales. No caben excusas y ahora la responsabilidad toca a quienes están, no a los de antes, ni buscar como excusa otros culpables. La gestión de una ciudad exige hacer ciudad en cada momento, ocasión u oportunidad. No lo son las luces navideñas, ni los fuegos artificiales, ni dar churros y chocolate gratis, ni degustaciones gastronómicas de balde. Eso, lo fácil, solo sirve para ocultar la realidad y luego vienen los sopapos. 
En el más puro plano deportivo las infraestructuras están obsoletas y la gestión es inexistente. Varios grupos políticos vienen denunciando estas carencias e insuficiencias. A pesar del acreditado nombre del estadio de fútbol –Adolfo Suárez–, hoy es un campo anclado en los años ochenta y candidato a expediente de ruina física y económica. Aun siendo un campo óptimo, al elegido de Almazán, no es excelente. No parece tampoco que desde Ávila se hiciera lo suficiente y la influencia es insignificante. Lo del ascenso será cosa de que entre la pelotita en el prado de 'la Arboleda'.