Buscar la realidad de lo que está ocurriendo para poder dar a a conocer la historia de la invasión de Rusia en territorio ucraniano de primera mano, para «poder crear conciencia» y para evitar repetir errores. Ese es uno de los objetivos que  inspiró el viaje a Polonia, país frontera con Ucrania, que acaba de realizar el fotógrafo abulense Luis Filipe, con su cámara a cuestas y tras un cambio de planes a la expedición que tenía prevista a Chernobyl. Una aventura que empezaba hace días, con el conflicto ya en marcha, y que ha dado como resultado una impecable serie de fotografías tan duras como necesarias, al reflejar, con una gran fuerza expresiva, la crítica situación por la que están pasando cientos, miles de ucranianos en su éxodo histórico para tratar de escapar a las bombas y los tiroteos y salvar sus vidas mientras se disponen a empezar prácticamente de cero. 

Aunque su intención inicial era ir a la frontera y ayudar, al llegar no pudo alquilar un coche. A través de Sara Escudero, de Cruz Roja, consiguió un contacto en Varsovia y allí se alojó. Fue el punto de partida de una vivencia en la que los primeros días le fue imposible hacer fotos, por lo caótico de la situación y la falta de fuerzas, para después ver una evolución gracias a la mejor organización y a la participación de ONG y voluntarios en puntos como las estaciones, a donde iban llegando masivamente los refugiados. 

Luis Filipe ha plasmado este capítulo en su blog y en él cuenta que llegar de noche a Varsovia fue como llegar a otra ciudad europea, «sin llegar a sentir esa sensación de estar viviendo una guerra a poco más de 300 kilómetros», aunque pronto percibió «una cierta tensión y un aire de tristeza» y vio «miradas perdidas» y «almas totalmente rotas» en las familias ucranianas. 

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