«Ahora cuesta más hacer reír porque estamos más enfadados»

D. Casillas
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El humorista Goyo Jiménez ofrece en Ávila el tercero de los espectáculos de su trilogía Aiguantulivinamerica, una vuelta más de tuerca, igual o más divertida que las anteriores, en las que pone en solfa muchos tópicos que nos han ll

«Ahora cuesta más hacer reír porque estamos más enfadados»

Goyo Jiménez, uno de los humoristas más reconocidos del actual panorama nacional, tanto por su larga trayectoria llena de éxitos como por su participación en muy diferentes proyectos en televisión, radio, cine y teatro (a veces dando la cara, a veces como guionista), pisará este domingo las tablas del Teatro Santo Tomás para ofrecer al público abulense su monólogo Aiguantulivinamerica 3, tercera parte de un proyecto humorístico que tiene como eje central una visión presuntamente idealizada desde la exageración y la ironía de la realidad de un 'american dream' que todos sabemos que no es tan dream como nos han querido hacer ver sus aventajados propagandistas.

Vuelve a Ávila con la tercera parte de una 'franquicia' en la que, dice el público, aunque insiste en el tema americano no repite más de lo mismo.

Procuro no hacer nunca más de lo mismo, si no carece de sentido cobrar a la gente por ir a escucharme. Lo que ofreceré en Ávila es la tercera parte de un show que está arrasando en Madrid, cuya primera parte hice hace veinte años, la segunda hace como seis y este última lleva dos años en cartel. Es algo como las trilogías de Marvel o de Star Wars, valga el símil americano.

¿Podría explicar eso de que es usted un 'experto en asuntos americanos'?

(Risas) Bueno, yo no me defino así, es un título que me han puesto los demás, con lo cual no puede ser mentira; cuando el título te lo otorgan otros sin que tú lo hayas pedido, entonces no es mentira.

¿En estos espectáculos de quienes se ríe más, de los americanos o de los españoles?

Me río de ambos, pero más de los americanos, evidentemente. En realidad me río de esa fantasía que nos quieren contar a través de sus películas y sus series de que son fantásticos en todo. Lo que pasa es que en esa reflexión salimos también nosotros con nuestra realidad, que no es precisamente para reírse de ella si no para llorar, pero esa reflexión tiene que ser humorística para suavizarla; y es que uno se ve en un espejo de perfección, sea americano o sea alienígena, y así decide lo que hace uno, si mejora o no. Es también lo que ocurre en instagram, donde toda la gente está superguapa pero sabemos que en realidad esa gente no es así. En resumen, se trata de recordar que los que se venden como dioses o como semidioses en verdad no lo son tanto.

¿Cree que es bueno desenmascarar ese cuento que nos llevan contando tanto tiempo y que a veces incluso nos hemos creído?

Creo que sí es bueno intentarlo, y mejor conseguirlo, en parte porque nos lo hemos creído tanto que a veces nos ha creado incluso complejo de inferioridad; pero ese es el sino de los humanos ante los dioses, o ante quienes se saben vender como dioses: que nos produce ese complejo.

¿Un capítulo más de la leyenda negra española?

No exactamente, porque eso nos lo han contado a los españoles y a todo el mundo, y tampoco se trata de castigarnos sólo a nosotros. Te pones a ver lo que hacen en otros países y descubres que todos quieren al final hacer lo que dictan las tendencias... que se marcan fundamentalmente desde Estados Unidos. Cuando veo a un futbolista japonés teñido de rubio me digo que se parece a según qué icono, y me deja sorprendido. Ahora hay iconos globales, en las tendencias ya no existen las nacionalidades: ahora hay digamos que países: el de los surferos, el de la música urbana… cada uno quiere vivir en el país cultural en el que se afinca, y por eso la gente joven habla de repente con acento caribeño aunque sea de Cuenca; ya no se consideran de aquí sino de un mundo que no entendemos bien.

¿Ha llevado estos monólogos a Estados Unidos?

Sí, la gente ha reaccionado muy bien cuando me ha ido a ver, y ahora nuestro plan es hacer una gira americana, porque Estados Unidos de hecho es bilingüe, hay casi tanta gente que habla español como inglés. Y es curioso ver que cuando les cuento cómo les vemos a través de las películas ellos se parten de risa; tienen sentido del humor, estás en Broadway diciéndoles cómo les vemos desde fuera y lo pasan muy bien; es como si viniese alguien a Madrid a decirnos cómo se nos ve desde las provincias.

¿Podría decirse que su espectáculo es garantía no solamente de risa sino de invitar a pensar?

Así tiene que ser, porque sin pensamiento no hay risa inteligente, hay risa de la que dura poco, de la que te gasta en el momento y luego te vas con una sensación de vacío. A mí lo que me gusta es una risa que deje poso, como la buena cocina o un buen vino. Hay una cosa que me gusta mucho y es que la gente te escribe por las redes sociales recordando cosas  después de ir a verte, y eso es el mejor indicativo de que lo que has hecho les ha funcionado, porque sigue en sus cabezas. Quizás incluso les ha modificado un poco su óptima del mundo, y eso es muy bonito.

O sea, que la mejor manera de enfrentarse a los problemas del mundo es la risa.

Tenemos todos comportamientos muy estúpidos, y cuando vas al teatro y te ríes de ellos aunque luego tengas la tentación de repetirlos ya piensas que no vas a volver a hacer el tonto; en realidad se trata de aprender de nuestros errores, y la mejor manera de hacerlo es reírnos de ellos, observarlos desde la risa.

¿Cuesta más hacer reír ahora de lo que costaba hace unos años, sobre todo después de la pandemia?

Todo cuesta más hoy en día, y cuesta un poco más hacer reír porque estamos más enfadados, más crispados y más desesperados; la gente tiene muchos problemas ahora mismo de frustración, porque no pinta nada bien, hemos robado no solamente el presente sino también el futuro. Todo el mundo tiene la sensación de que no sabemos a dónde vamos, y es esa incertidumbre la que tiene a la gente angustiada. Por todo ello cuesta más hacer reír, pero curiosamente ahora es cuando más necesita reírse la gente que nunca.

¿O sea, que hay que ir a verle para reírse, y casi que también por prescripción médica?

Hay que ir a reírse siempre. Estoy yo pero hay también otros muchos compañeros que hacen gracia, por suerte vivimos en una época maravillosa de la comedia y hay compañeros muy buenos haciendo este trabajo.