Ricardo Guerra Sancho

Desde mi torre mudéjar

Ricardo Guerra Sancho


Las cataratas y el valor de la amistad

14/04/2021

Resulta que hoy me he puesto tierno, amoroso, como la lluvia que está cayendo suave y penetrante, de esa que reverdece nuestros campos y también nuestras naturalezas, esa lluvia fina que cala y se filtra, de esa que tanto beneficia a nuestra naturaleza siempre sedienta y pidiendo aguas. Este invierno y también la primavera está siendo de cierta abundancia de aguas. Y si no, miremos a nuestra presa de Las Cogotas, casi al 90% después de desahogar cantidades importantes de un cauce del Adaja que lleva ya varios meses con alto nivel de caudal y tuvo una gran avenida, ya inusual. Una ternura que la pueden acentuar estos días de lluvia amorosa y bienhechora.
Pero no quería yo hablar del tiempo, siempre tan recurrente y sobre todo cuando es beneficioso en general, aunque el pasado fin de semana las aguas de tormentas fueron muy fuertes y, a ratos y a zonas, acompañada de granizos y gran aparato eléctrico… 
El pasado sábado, cono ya ha reseñado ampliamente este Diario, se celebró el final del ciclo de conferencias, una mesa redonda, que fue alargada, en la que entre otros intervine en mi condición de Cronista. Para mí ese no fue un buen día… Pudimos escuchar al docto Serafín de Tapia, magistral, como siempre, por algo es el historiador que más controla y sabe de mudéjares y moriscos, siempre sorprendiéndonos con nuevos datos y puntos de vista ajustados a aquella sociedad del Arévalo a caballo entre el s. XV y el s. XVI. También al historiador y arqueólogo Jorge Díaz de la Torre que nos habló de la Carta de Avila, la primera constitución democrática, en la que algunas modernas se miraron como un modelo a seguir. Juan Carlos Pascual nos habló del tan famoso como contradictorio Alcalde Ronquillo, y llegado mi turno con San Ignacio de Loyola y Juana I de Castilla como protagonistas del relato, tuve momentos de nerviosismo que me hicieron pasar un mal rato. Resulta que se me olvidaron las gafas y cuando pude ir a por ellas, caía esa tormenta tan fuerte de la que hemos hablado, por lo que no me pude desplazar… ¡que soponcio! Porque, aunque el tema estaba bien controlado, las citas y referencias históricas que yo quería leer, no me aparecían entre mis notas. ¡Malditas cataratas! Pero, Mari Carmen Martín Alonso, magnífica moderadora, y el público fueron muy comprensivos y pude finalizar a trancas y barrancas… 
De ahí viene el título de esta columna, «el valor de la amistad», porque es lo que yo sentí en esos momentos y en otros posteriores comentando el incidente de las aguas y cataratas… puedo decir que, desde luego, me sentí arropado por todos quienes me rodeaban y pudieron advertir que algo me pasaba. Cuando dije lo de las gafas, las sonrisas se dibujaron virtualmente bajo las mascarillas de los rostros que estaban presenciando el acto. Ya lo podremos advertir «a toro pasado» cuando veamos los audiovisuales que se han grabado de todo el ciclo de conferencias y de la mesa redonda. 
Y después, comentando el acto, cuántos apoyos y palabras cariñosas he recibido, he apreciado «el valor de la amistad» en esos momentos de nerviosismo, titubeos y sensaciones de agobio. Por todo ello, ya he dicho hoy mismo a una buena amiga, comentándolo que me he sentido muy arropado y querido. Casi lo menos importante del día fue lo que yo quería expresar de los temas que me correspondieron. 
Tenía un tema y una opinión relacionada con algunos de los personajes de esta conmemoración, Juana I de Castilla «la loca», y automáticamente me vino a la memoria una de mis últimas lecturas, un amplio trabajo publicado por Cañas Gálvez en que rebate la locura de su abuela, la reina viuda de Juan II, Isabel de Portugal, tan documentado como novedoso en estos temas tan manidos. De ello tendremos que hablar en otra ocasión. Y de un tópico que también que se decía de San Ignacio y sus días de Arévalo: «se dedicó a las vanidades del mundo…». Pues tampoco se puede resumir toda una vida con el apellido de «la loca». Cosas de la historia… ¡sí que fueron momentos de locura!