Jesús Guil Redondo

Más menos

Jesús Guil Redondo


Más Constitución y menos Gobierno de Coalición

14/02/2023

Cuando el Tribunal Constitucional paralizó la Ley que pretendía modificar la forma de su elección, por parte del Gobierno y sus socios de investidura se pudo ver y oír a destacados políticos diciendo que había un complot de la derecha judicial para privar al Parlamento de su poder y que el TC no tenía legitimidad para corregir al Congreso. E incluso algunos de ellos, como Rufián, Echenique, Baldoví, etc., y dirigentes socialistas y de Podemos que no recuerdo sus nombre, o no quiero acordarme, y sobre todo a destacados políticos del Gobierno de Coalición, afirmaron que se estaba dando un golpe de estado a la democracia. Que ésta estaba siendo atacada y que se quitaba el legítimo poder a los representantes que han sido elegidos por el pueblo en las urnas.
Pues NO, esas afirmaciones son falsas. Puede ocurrir que los representantes del pueblo legislen en contra de la Constitución, intencionada o inadvertidamente ,y un ejemplo de ello es lo sucedido en 2017 en Cataluña, o que se vulneren los derechos fundamentales de los diputados de la oposición como también paso en esa comunidad. Y para eso está el Tribunal Constitucional que es una institución de contrapeso y contramayoritaria que actúa como límite contra los excesos, los errores o los abusos del poder legislativo y del poder ejecutivo, pudiendo declarar inconstitucionales las normas con rango de Ley que vulneren la Constitución y protegiendo los derechos fundamentales de los ciudadanos. Pues la democracia no es el gobierno del pueblo; es el gobierno de la Ley, como expresión de la voluntad de los representantes del pueblo, conforme a lo dispuesto en la Constitución. La democracia o es constitucional o no es democracia por mucho que se aluda al pueblo.
Los representantes del pueblo por tener este atributo no están por encima de la Constitución y de la Ley. Sin conformidad con la Carta Magna, por muchos defectos que esta tenga y me estoy refiriendo al nefasto título VIII de esta (el que regula el galimatías autonómico y la organización territorial) y a la excesiva representación parlamentaria que se dio a los regionalismos, o sea a los nacionalismos ahora trastocados en independentistas, y que ha permitido a los nacionalseparatitas campar a sus anchas  y por esto se la  conoce como la constitución de los catalanes por el peso que entre los padres de la misma tuvieron los catalanes Roca i Junyent y Sole i Tura. Se les abrió una pequeña puerta y al final la han tirado y han destrozado hasta el dintel de la misma. Pero a pesar de ello no se puede predicar legitimidad alguna sin ella. En una concepción democrática del poder no hay más legitimidad que la fundada en la Constitución. 
Todos esos políticos que se rasgaban las vestiduras por la paralización del TC han reducido la democracia a una cuestión de número, tengo los votos luego puedo hacer lo que quiera, de que la democracia está por encima de la ley. Si el TC no pudiese controlar el poder del Parlamento no tendríamos un Estado democrático, sería una tiranía de la mayoría parlamentaria. La Constitución no es patrimonio de la mitad más uno.