El tostón de Arévalo, emblema de un sector en crisis

F.J.R.
-

El cierre de la hostelería está provocando una caída de ventas del cochinillo superior al 80 por ciento, se indica desde el matadero de Arévalo, desde donde se distribuye esta excelencia, buque insignia de la gastronómía de la ciudad

El tostón de Arévalo, emblema de un sector en crisis

El Tostón de Arévalo,  con la denominación protegida de marca registrada y buque insignia de la gastronomía arevalense y una de las más importantes estrellas también del resto de la provincia,  afronta una  crisis sin precedentes generada por la situación que ha creado el COVID-19. Un producto de los que podríamos catalogar como gourmet afronta sus horas más bajas debido a que en este momento su salida natural, la hostelería, se encuentra cerrada. Una crisis que afecta por igual a todos los integrantes de la línea de producción de este producto: desde el ganadero, pasando por matadero y los restauradores.

Carlos Blanco, responsable del matadero de cochinillos de Arévalo hablaba de la preocupante situación que afronta el sector en estos momentos. Indicaba que en una situación normal, el 80 por ciento del producto que mataban se comercializaba en fresco y que el 20 por ciento restante se congelaba. En el momento actual están congelando el 100 por 100 del producto que sacrifican. «Durante la semana sacrificaremos unos 5.000 cochinillos. En esta última  no hemos vendido ni veinte; el resto lo hemos congelado». Reconoce que esta situación solo la podrán aguantar un mes, porque si el parón continúa a lo largo de dos meses, «no sé qué va a pasar con nosotros...». De hecho, el 80 por ciento de la producción se destinaba a la hostelería y al estar cerrado tienen que envasar y congelar el producto, para dar fluidez a las granjas para que puedan  ir sacando el producto.

El matadero de Carlos Blanco, que está situado en el polígono de Arévalo, sigue recepcionando todo el género que le mandan los ganaderos con los que viene trabajando habitualmente. «No podemos parar, porque las explotaciones ganaderas que nos surten están creadas para este tipo de productos y no pueden dedicarse al engorde del ganado, porque sus instalaciones no disponen de espacio que esa actividad  de engorde requeriría. Por lo que los cochinillos tienen que salir de las granjas con la edad y el peso estipulado», señalaba Blanco, quien indicó también que los precios por este motivo se han hundido. 

También comentaba que estaban en tramitaciones con la Diputación para formar parte de Ávila Auténtica y poder comercializar el producto a través de esta importante plataforma de la institución provincial. El matadero mantiene toda la plantilla activa, 12 trabajadores, “para poder dar servicio a las granjas que tenemos contratadas”, señalaba del empresario arevalense.

Ganadero. Andrés Martín, ganadero que tiene una explotación  de cochinillos en Aldeanueva del Codonal, un pequeño municipio de la provincia de Segovia que se encuentra a 15 kilómetros de Arévalo, mostró también su preocupación por la situación en la que se encuentran. Este ganadero también sirve al matadero de Arévalo. Reconoció que el cierre de la hostelería les está haciendo mucho daño. Indicó que no pueden parar la producción, porque las cerdas madres tienen un período de gestación de cuatro meses y ahora están saliendo los ejemplares que han nacido ahora y en todo este tiempo tendrán que ir sacando lo que vaya naciendo. «Porque a los cochinillos los tenemos que quitar de la madre, porque no tenemos espacio para el engorde en la granja”. Señala que todas las semanas viene saliendo entre 150 y 180 cochinillos de su explotación y que ahora sigue saliendo la misma cantidad porque no pueden parar.

El presidente de la Asociación Asadhos de Arévalo, Javier Jiménez, reconoció el problema que se presenta al sector. “La gente sigue consumiendo carne fresca de pollo y de cerdo, pero no compra de productos como el cochinillo o el lechazo, porque se considera que son carnes especiales que solo se consumen en las celebraciones”. Las granjas están sufriendo mucho la situación a la que ha llevado el cierre de la hostelería, que es donde se comercializaba las mayor parte de estos productos.