La prohibición de riego pone en jaque el futuro de la judía

E.Carretero
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Comunidades de Regantes de la comarca Barco-Piedrahíta piden sembrar agua y que la CHD reconozca sus derechos, que ellos defienden "históricos"

La prohibición de riego pone en jaque el futuro de la judía

La producción de judías de la  indicación geográfica protegida del Barco está en jaque debido a los problemas con el riego que las comunidades de regantes de la comarca de El Barco de Ávila-Piedrahita tienen desde hace tiempo con la Confederación Hidrográfica del Duero. Así lo asegura Alberto Martín, secretario de la Comunidad de Regantes de Bohoyo, y uno de los impulsores de la Asociación Cultural de Comunidades de Regantes de esta comarca, que lamenta que la prohibición de riego que desde el pasado 28 de julio existe en esta zona no solo afecta a la producción de judía de este año, comprometiendo además el futuro de este cultivo, sino también a otra producción protegida como es en este caso la raza avileña negra ibérica.   

Los problemas entre estas comunidades de regantes y la CHD no son nuevos, como reconoce Martín, que lamenta, eso sí, la actitud cada vez más inflexible de la  dirección de esta cuenca al no tener en cuenta las necesidades de estos productores. Es más, lamenta el secretario de la Comunidad de Regantes de Bohoyo que la prohibición de riego se realizara este año prácticamente de un día para otro, «sin aviso a los agricultores», lo que ha derivado en multas de varios miles de euros por incumplimientos. 

Para poder defender sus derechos sobre el agua, reconocidos desde hace varios siglos, asegura Martín, estas comunidades de regantes han iniciado los trámites para constituirse como asociación cultural y solicitar que sus regaderas sean declaradas históricas, siguiendo así los pasos de regantes de Granada al defender unos regadíos que ya existían en época de los Reyes Católicos.  «Sabemos que el agua es de dominio público pero queremos que se reconozcan nuestros derechos de riego», explica Martín el objetivo de esta asociación que busca mantener las concesiones de uso del agua de estas comunidades de regantes y que éstas no se tengan que renovar cada cierto tiempo, lo que podría poner en riesgo el acceso a un agua muy necesaria tanto para el riego como para dar de beber al ganado. 

represas en las cabeceras. Pero no solo piden estas comunidades de regantes que se nutren del Tormes y sus manantiales y también del Aravalle y del Corneja que la CHD reconozca sus derechos históricos sobre este agua sino que también proponen sembrar agua a través de la construcción de represas en  las cabeceras de estos ríos que no solo faciliten el riego en época estival sino que infiltren agua en el terreno en tiempos secos. «Sembrar agua es bueno para el ecosistema», sostiene Martín al hablar de una técnica con la que la CHD tampoco se muestra conforme y que sin embargo podría ser la solución para los miles de regantes, en su mayoría pequeños agricultores, de esta comarca.

Ante esta situación de bloqueo, que las comunidades de regantes de esta zona atribuyen a «intereses económicos», los regantes de esta comarca han presentado múltiples alegaciones al plan hidrológico de la demarcación hidrográfica del Duero, «el único que aún no se ha aprobado debido a estas alegaciones». 

Lamentan en especial estos regantes lo ocurrido este verano, cuando la prohibición de riego se ha dictado pese a que «había más agua que el año pasado». Es más, ponen en tela de juicio la precisión métrica del aforador de El Barco de Ávila, que a finales de julio midió menos de 300 litros por segundo (el límite establecido para prohibir el riego) cuando, asegura Martín, el caudal ecológico «era mucho mayor». De hecho, las comunidades tenían previsto denunciar lo que entendía una irregularidad  en el sistema de medición pero días atrás el aforador fue «destruido», lo que ha impedido demostrar este punto, lamenta el secretario de la comunidad de regantes de Bohoyo. 

«Si esto continúa así, la gente va a dejar de sembrar judía», pronostica Martín que pide la implicación de la Diputación en este problema y también a la Junta de Castilla y León que siga el ejemplo de otras administraciones regionales como la de Extremadura, comprometida con el riego del Valle del Jerte y en la protección de la cereza. 

Es más, y como ejemplo de lo paradójico de toda esta situación, cuenta Martín que hace algún tiempo cuatro familias extranjeras se establecieron en Navamorisca, anejo de El Losar de El Barco, para cultivar judía y que ante la prohibición de riego han perdido sus cosechas. «Así lo único que se hace es favorecer la despoblación. Aquí no hablamos de España vaciada, sino de España saqueada porque nos están robando lo que tenemos», lamenta el secretario de la Comunidad de Regantes de Bohoyo y uno de los impulsores de la futura asociación cultural que integrará a las comunidades de riego de esta comarca con el fin de perpetuar sus concesiones, «históricas», afirman, sobre el agua.