Lo dice Bruselas: España podría crecer un 1,4 por ciento del PIB, una alegría en un panorama desolador desde hace tiempo. Bendito turismo, que es lo que nos salva siempre de todas las penas.
Ya puestos, con un crecimiento a la vuelta de la esquina, no estaría mal que el gobierno tomara alguna medida que aliviara la agonía y la preocupación de la mayoría de los españoles, crujidos a impuestos y pasmados con las cuentas de la señora Calviño, que ha dicho que si se hiciera caso a las ofertas del super, como hace ella, los españoles comprobarían que la cesta de la compra no sale tan cara.
Crece la economía, suben las pensiones y este martes se incrementa el salario mínimo interprofesional. Datos que le vienen de cine a la campaña electoral de Pedro Sánchez. Sin embargo lo que perciben los españoles es que en sus empresas, sobre todo en las medianas y pequeñas, se rumorea que la subida del SMI obligará a despidos; miles de empleadas de hogar han recibido el aviso de que no podrán continuar trabajando en sus casas de siempre por la imposibilidad de asumir los costes y condiciones que impone el gobierno.
Suben los impuestos de forma descarada y además las tasas a la banca las pagarán los de siempre, los clientes. De los autónomos mejor no hablar, las cuotas a la seguridad social se han disparado a cifras inalcanzables. Bajan los combustibles pero no se nota en las estaciones de servicio, el incremento del recibo de la luz mejor no mencionarlo y además de comprobar que no salen las cuentas ni haciendo juegos malabares, y que los ahorros están en las últimas, la mayoría de los españoles no encuentran motivos para la esperanza cuando salen a la calle y ven cierres de tiendas de toda la vida y carteles por liquidación total que auguran que nuevos comercios y empresas no han conseguido sobrevivir.
En el gobierno siguen anclados en su triunfalismo y nos restregarán el 1,4 por ciento como signo de que todo va bien. Yolanda e Irene seguirán luciendo modelos que cuestan una pasta, quien las ha visto y quien las ve, y Sánchez no se baja del falcon. Ha acudido a una sala de cine porque sus asesores le han aconsejado más cercanía con los ciudadanos, con los votantes, y juega a la petanca con jubilados. Jubilados socialistas, no que pasaban el día en el parque.
¿Problemas con la ley del solo el sí es sí? No, qué va. Interpretación malévola de los jueces españoles. Fue un problema técnico, que el gobierno arreglará en dos minutos con una enmienda. A ver qué dicen ahora cuando el Supremo anuncia que a Junqueras no le afecta el cambio sobre el delito de malversación y que se olvide de volver a la política hasta el 2031. ¿Error técnico también?
¿No será que este gobierno con tantos asesores no es capaz de contar con un solo experto en nada?