Desolación. Es la palabra que mejor define el sentimiento de la población tanto de Santa Cruz del Valle como de Pedro Bernardo ante las llamas que están arrasando sus montes desde el viernes.

En el caso de los vecinos de Santa Cruz, en cuyo término municipal se originó este incendio que ya  ha calcinado más de 1.000 hectáreas, también hablan de «cansancio» después de cuatro jornadas de pocas horas de sueño y gran incertidumbre, pero como comentaba este lunes el alcalde, Enrique Rodríguez, «siempre dispuestos para lo que haga falta» ahora que en su zona hay algo más de tranquilidad, ya que lo peor en la última jornada estaba entre las vecinas Pedro Bernardo y Lanzahíta.

De hecho, en la madrugada del lunes una treintena de personas voluntarias de este municipio del Barranco de las Cinco Villas siguieron haciendo retenes y «apagando algún que otro foco», señaló el regidor, y «a las siete de la mañana se reabrió otro foco en donde había comenzado el incendio por alguna piña que había saltado o por las trochas al lado del fuego, y esas mismas personas acudieron a sofocarlo».

En esta última jornada, «salvo dos coches que están perimetrando el terreno, «estamos tranquilos», pero «seguimos preparando desayunos, comidas y cenas y las llevamos a los puestos que están bordeando el fuego, como hechos hecho estos días», subrayó el alcalde, quien resaltó el comportamiento «de los jóvenes y de los menos jóvenes, colaborando en todo momento». 

También quiso resaltar Enrique Rodríguez la «tremenda solidaridad» de todos los pueblos de la zona y de otros puntos de la provincia de Ávila, que «han traído comida y bebida para los miembros del operativo de extinción y se han sumado con cuadrillas al mismo». «Estoy muy agradecido a todos, pese a que con el fuego hemos tenido que suspender todas las actividades de nuestras fiestas del Santísimo Cristo Arrodillado», lamentaba el alcalde, para concluir indicando que «veo a mi gente cansada, porque es mucho término el que se ha quemado. Y es que una mala cabeza nos vuelve locos a un millar de cabezas».

En Pedro Bernardo, por su parte, la incertidumbre en las últimas horas es mayor, pues el fuego ha avanzado por su monte de La Abantera, que ya ardió en otras tres ocasiones en los años 1976, 1986 y 2000. Y es que, como apuntó la asociación Pedro Bernardo Siempreverde en un escrito dirigido al consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, «la vegetación que ahora se quema, principalmente pino, llevaba luchando por su existencia 22 años».

Por ese momento aseguraban no sentir ni rabia ni impotencia, sino «desolación, como el monte que arde». Y es que «aún no sabemos si volveremos a tener fuerzas para seguir luchando por este monte, porque visto lo visto, no lo hemos hecho bien».

Explicaban desde este colectivo que en esta zona llevan «20 años trabajando por no tener monocultivo de pino, porque se rompa su continuidad horizontal y vertical, porque se aprovechen los regueros y las vaguadas con otro tipo de vegetación y se deje más zona de pasto, pidiendo que se abran fajas cortafuegos en los laterales de estos y se aminores la densidad de la vegetación también en los bordos de caminos y carreteras, y también por que se creen zonas de oportunidad para poder atajar los incendios y por que las revisiones de los planes de ordenación incluyan planes de defensa contra incendios». 

Entiende Pedro Bernardo Siempreverde que esos trabajos «deben realizarse en invierno» y critican en ese sentido que el consejero «considere que mantener el dispositivo de extinción de incendios todo el año, para que hagan estas labores, es un despilfarro».

Y el alcalde cucharero, David Segovia, manifestó su esperanza de que, tras los buenos resultados de los cortafuegos realizados este lunes, «en los próximos días podamos decir que el fuego está controlado».