Candeleda es el lugar elegido por la Fundación Corell, entidad sin ánimo de lucro dedicada al ámbito del transporte y la movilidad, para poner en marcha un proyecto piloto que permita a las empresas de este sector compensar las emisiones de CO2. El proyecto, en el que se contará con la colaboración de la Universidad Católica de Ávila y que posteriormente se repicará en otros lugares de nuestro país, se llevará a cabo en una parcela de 2 hectáreas que se reforestará con el objetivo de que los árboles aquí plantados puedan absorber parte del dióxido de carbono que las empresas de transporte, responsables del 9,3 por ciento de las emisiones, emiten a la atmósfera, tal y como explica José Víctor Esteban, secretario de esta fundación creada en 1997 dedicada a la promoción y desarrollo del transporte internacional por carretera y que está integrada por las empresas españolas más prestigiosas del sector.  

La elección de Candeleda como lugar para la puesta en marcha de  la fase piloto de este proyecto tiene que ver, explica Esteban, con el hecho de que varios miembros del patronato de la Fundación Corell tienen relación con esta localidad y también con las facilidades que el propietario de estos terrenos ha puesto para llevar a cabo esta reforestación con la que se busca compensar la emisión de CO2.

De hecho, el objetivo de este proyecto es que las empresas de transporte, obligadas por la Unión Europea a ser más verdes y a reducir sus emisiones de dióxido de carbono, puedan compensar la generación de CO2 adquiriendo a través de esta iniciativa el número de créditos de carbono correspondiente al volumen de sus emisiones de gases de efecto invernadero. 

De momento el proyecto ya cuenta con localización y ahora se comenzará a diseñar. De hecho este miércoles responsables de la  Fundación Corell  se desplazaron hasta Candeleda para visitar la zona en la que se llevará la reforestación y comenzar a definir el mismo. En Candeleda, de hecho, se llevará el proyecto piloto con la idea de saber cuánto cuesta realmente absorber cada tonelada de dióxido de carbono, qué porcentaje de árboles no terminan creciendo, qué especies hay que plantar o a qué problemas se enfrenta una reforestación de este tipo, como explica Esteban. 

Con este proyecto la Fundación Corell pretende ayudar a las empresas del sector a cumplir con los compromisos medioambientales a los que les obliga la UE y con los que probablemente de otro  modo no podrían cumplir teniendo en cuenta las características de las mismas, ya que se trata de pequeñas y medianas empresas, con entre tres y cinco vehículos, a las que llevar a cabo un proyecto como éste les resulta imposible por los costes. Esta, señala Esteban, es una buena alternativa para cumplir con la normativa teniendo en cuenta que buena parte del sector aún se alimenta de carburantes fósiles y lo seguirá haciendo durante los próximos años teniendo en cuenta que el vehículo eléctrico aún está «en desarrollo y los de hidrógeno en prototipo».

«Queremos trabajar, promover y ejecutar programas que modifiquen la opinión de que el transporte profesional por carretera es 'sucio' por una gestión medioambiental excelente», destacan desde esta Fundación donde abogan porque «el sector del transporte profesional de viajeros y mercancías tenga iniciativas para liderar el proceso de disminución de su huella de carbono por delante de otros modos».