Editorial

Rehabitare, un plan para fijar población en el mundo rural

Diario de Ávila
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Hace falta mucho más que este programa, que hay que agradecer, para que el mundo rural no sea en muy poco tiempo algo que suene a ficción

El programa de la Junta de Castilla y León Rehabitare, creado con el objetivo de incrementar el parque público de alquiler social de la Comunidad y fijar población en el medio rural a través de la recuperación de inmuebles en desuso que sean de titularidad municipal, tiene como objetivo la recuperación de medio centenar de viviendas para alquiler social en la provincia de Ávila a fecha de 2023, convirtiéndose así en una herramienta en principio eficaz para aportar su granito de arena a esa lucha contra la despoblación que tan difícil es. Un total de 23 municipios de la provincia se han sumado a este programa en los cinco años que lleva de vida, una nómina de ayuntamientos interesados que se abrió con la ‘confianza’ de Muñana, Crespos, Maello, San Bartolomé de Pinares y Solana de Rioalmar y que ha crecido constantemente.

Entre los requisitos que exige la participación en este programa, que sigue abierto, se cuentan los de que el inmueble ha de ubicarse en un municipio de menos de 5.000 habitantes, que el inmueble ha de ser de titularidad municipal y el Ayuntamiento debe ostentar sobre él el pleno dominio, que el consistorio deberá justificar la existencia de demandantes de vivienda en el término municipal  y que el coste de la rehabilitación no podrá exceder de 40.000 euros más IVA.

No es difícil encontrar en cualquier pueblo de nuestra provincia, en la que casi la totalidad de los existentes está por debajo de esos 5.000 habitantes como tope, el cumplimiento de esas necesidades, igual que no lo es entender que en cualquiera de ellos viene mejor que bien cualquier acción que ayude a que la ‘España vaciada’, que por desgracia aquí conocemos muy bien, no siga avanzando en su camino hacia el abismo.

Si a esta iniciativa, que no hay que olvidar que exige un compromiso de los ayuntamientos que algunos no pueden cumplir en algunos aspectos, se siguen sumando otras de la misma índole, pensando siempre que sean más efectivas que de relumbrón –que a veces la política peca de promocionar estas últimas frente a las otras–, es posible que poco a poco se vaya consolidando en nuestro mundo rural una reversión de la tendencia a la despoblación que desde los años del desarrollismo, hace bastante más de medio siglo, se convirtió en un cáncer para el que nadie ha encontrado cura.

Nuestros pueblos agonizan porque no hay población joven, y cuando llegan matrimonios con hijos descubren que en poco tiempo tendrán que despedirse de ellos porque no hay colegio, ni mucho menos instituto ni futuro más allá de un presente que se agota pronto. Las soluciones que hasta el momento se han puesto a ese problema no pasan de ser anecdóticas, por eso hay que agradecer la puesta en marcha de programas como Rehabitare, pero sin perder nunca de vista el hecho de que hace falta mucho más que eso para que el mundo rural no sea en muy poco tiempo algo que suene a ficción.