Manuel Juliá

EL TIEMPO Y LOS DADOS

Manuel Juliá

Periodista y escritor


Los que no dudan

04/10/2021

Hace mucho tiempo hubo un programa de televisión sobre libros (en horario de máxima audiencia, qué osadía) que decía que todo está en los libros. La frase sonaba como un lindo sonsonete que nos alimentaba la conciencia para sentir de mejor manera el mundo. 
La sentencia es exagerada y demasiado optimista frente a la infinitud del conocimiento. Incluso cuando decimos «todo», hemos de incluir también muchas sombras de dolor en la Historia de la Humanidad que no debieran haber existido. Pero si no está todo en los libros, o puede haber mucho que nos lleve al holocausto de la razón, sí está el entender, la verdadera esencia de la sabiduría, que es, como decía Sócrates, el llegar a saber cuánto desconocemos antes que llegar a creer cuanto conocemos. 
 El motor de la sabiduría es la duda. Desde la duda, de manera ancestral, nuestra especie empezó a conocer mejores modos de existencia. Desde la duda aprendió a analizar y a encontrar su ignorancia, a protegerse convirtiendo su debilidad en fortaleza, a dar el primer paso para entender algo en su compleja realidad, no en el barniz de su forma. 
 La duda, como esencia de la sabiduría (aprende incluso a dudar de tu propia duda decía Antonio Machado situándonos en una percepción ínfima frente a la grandiosidad del universo), es el verdadero camino de la civilización, el humanismo y la solidaridad. La única y más perfecta sabiduría consiste en no creer que se sabe lo que se ignora, decía Cicerón, y Ramón Llull aconsejaba: como lo que sabes es menos de lo que ignoras, no hables mucho. 
 Por ello todos esos políticos que se dirigen a nosotros con la absoluta certeza de sus axiomas (en general para salvarnos de algo, y que suele coincidir con los que están en la extrema derecha e izquierda), son los que al final nos llevan al enfrentamiento, la decepción y la ruina, pues la complejidad y pequeñez de lo humano termina arrasando su soberbia tribal. 
 Cuando veo a alguien totalmente convencido de que posee la verdad siempre desconfío, y recuerdo que Antonio Machado decía: ¿La verdad?, la verdad no, tu verdad, la verdad si quieres vamos juntos a encontrarla. A la duda prudente se le llama el final del sabio, escribe Shakespeare. Tipos que no dudaron como Hitler o Stalin llevaron el mundo al infierno en la tierra. 
 Sí, hay mucho en los libros. Para mí sobre todo el hecho de entender cuánto ignoras sobre aquello que lees. Cuanto más lees más consciente eres de lo que desconoces, y de que el camino del conocimiento es interminable. De ahí la razón de nuestra necesaria humildad, y de ahí ha de venir la desconfianza en los que, despreciando esta tesis, quieren llevarnos al desierto de su mundo indudable.