Lejos del castigo y la amenaza en la educación

B.M
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El psicólogo y psicopedagogo Javier Estévez Rodríguez plantea una forma diferente de educar, lejos de la cultura de la vara (aunque ahora sea sin castigo físico) y abandonando la obsesión por los resultados en los estudios

Lejos del castigo y la amenaza en la educación - Foto: David Castro

De la mano de Abuphi (Asociación de Personas Hiperactivas de Ávila), el psicólogo y psicopedagogo Javier Estévez Rodríguez ofreció una sesión en el Palacio de los Serrano. Estévez esta especializado el TDAH adolescente-adulto y trastornos de la conducta y es director clínico de la unidad Focus Coruña-Madrid.

Antes de su intervención, explicaba que la intención era hablar sobre «modificación de conducta, conductismo, premios y castigos», de «los errores que todas las personas cometen de forma sistemática, también profesionales, relacionados con modificación de conducta, con el castigo y la amenaza como forma de educación». Su intención era plantear alternativas o, si se va a hacer, «al menos hacerlo bien», sin causar daño.

Su propuesta estaba dirigida a padres y profesores que tengan alumnos o hijos, educadores en general, personas que tengan la labor de educar de alguna manera.

Su intención era hablar de «alternativas», significar que además de la forma de aprendizaje propiamente conductista, «hay otros mecanismos que podemos tener en cuenta» para evitar «estropear la motivación interna que las personas tienen para hacer las cosas». 

Explicaba que «muchas veces los chicos no quieren hacer algo solo por el mero hecho de que se les obliga, sin más». Sin embargo, él defiende que «solo dejándoles sueltos ellos ya hacen lo que tienen que hacer, muchas veces no tenemos nada que hacer realmente».

La alimentación es uno ejemplo que utiliza para hablar de estas alternativas. «Si a los niños no les dicen que tienen que comer, ellos comen de todo; si les dicen que no coman patatas, ellos van a querer patatas; si les dicen que coman pescado, no van a querer pescado. Sin embargo, todos tenemos la creencia de que a los niños no les gusta el pescado o la verdura porque como los padres tienen esa creencia presionan a los niños para que lo tomen y ellos lo rechazan», asegura.

Se refiere a que «venimos de la cultura de la pedagogía de la vara y, aunque ya no apliquemos la vara como se aplicaba, seguimos con el mismo formato, sin la agresión física, pero el mismo formato. Al final consiste en poner medidas de presión para que se cumplan tus expectativas».

Por eso su intención era plantear opciones «para llegar al mismo lugar, sin castigar».

Sobre las preocupaciones de los padres en la actualidad, en la cima están los estudios con los que, asegura, «están absolutamente obsesionados» y constantemente les están «diciendo a los hijos que solo valen según estudien».Por ello, plantea que un chico con muchísimos problemas, pero que saque sobresalientes, «es un chaval que jamás va a acudir a un psicólogo salvo que lo pida él o que la cosa se vaya mucho». Sin embargo, si el chaval suspende, aunque sea su único problema «todo  el mundo se pone a meter presión, a juzgar y culpabilizar».