La UE mira de reojo a Le Pen

Agencias
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Un posible triunfo de la líder ultraderechista en los comicios del domingo preocupa en Bruselas por su proximidad ideológica con Putin o su defensa del derecho nacional sobre el del bloque

Le Pen ha moderado su discurso en las últimas semanas en busca del voto.

La eventual llegada de Marine Le Pen al Elíseo, en caso de salir vencedora en la segunda vuelta de las presidenciales francesas del próximo domingo, obligaría a una revisión radical del funcionamiento y de las políticas de la UE si se aplicara su programa, y más teniendo en cuenta el papel cardinal de Francia en la construcción europea. 

Una de las razones radica en el hecho de que la líder de la ultraderecha ha manifestado hasta hace pocos meses una proximidad ideológica con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, que explotó electoralmente en 2017 y que pretendía volver a hacerlo en estos comicios.

No obstante, con el estallido de la guerra en Ucrania, ha criticado sin paliativos la invasión rusa y ha denunciado «crímenes de guerra», si bien insiste en que una vez que termine el conflicto, la OTAN tendría que restablecer su relación con Moscú para evitar que se asocie con China, que dice ser su gran temor.

Por otro lado, otro de los frentes que asusta a Bruselas es que Le Pen considera que la mejor forma de no tener que someterse a las reglas que no le gustan de la UE es imponer la primacía del derecho francés sobre el europeo y el internacional.

Una idea que ya enfrenta al Gobierno nacionalista de Polonia con los Veintisiete y que, de llevarse a cabo en un país clave como Francia, desmontaría el funcionamiento del bloque, con medidas que se imponen a todos y garantizan, por ejemplo, el funcionamiento del mercado único.

En su lugar, Le Pen propone «una alianza europea de naciones» abiertas a cooperaciones voluntarias y pone como ejemplo lo realizado con Airbus en los aviones de línea o con Arianespace en los cohetes espaciales, proyectos en los que participan ciertos países.

Desde su fracasada experiencia en las urnas en 2017, también frente a Emmanuel Macron, Le Pen ha abandonado su idea de sacar a Francia del euro, que tantos temores generaba y que la lastró electoralmente, pero sigue defendiendo barreras dentro del mercado único porque tiene intención de arrogarse el derecho de controlar las mercancías que entran al país galo desde otros estados europeos con la excusa de la lucha contra el fraude.

Programas de armamento

Asimismo, para garantizar la estatura de potencia francesa, su política de Defensa contempla retirarse del mando integrado de la OTAN, un «diálogo con Rusia sobre los grandes asuntos comunes», y al mismo tiempo romper con Alemania las «cooperaciones estructurales» en materia de armamento.

También Le Pen promete restablecer la vigilancia y el control sistemático en sus fronteras, lo que en la práctica significa el fin de la libre circulación en la zona Schengen, que en los últimos años se ha visto en limitada en la lucha contra el terrorismo, la inmigración irregular o por el coronavirus.

Con ese objetivo, buscaría establecer un procedimiento simplificado para franquear las fronteras interiores que estaría limitado a los ciudadanos de la UE, no al resto.