Nervios, incertidumbre y casi sin dormir

B.M
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Las Navas del Marqués se mantiene como lugar de acogida de los vecinos desalojados de El Hoyo de Pinares por el incendio. Desde su 'hogar provisional' destacan la buena acogida que han recibido o pero lo que ellos quieren es volver a sus casas

Nervios, incertidumbre y casi sin dormir - Foto: Isabel García

Una fila de coches en el exterior, grupos de personas con los móviles hablando de humo y pavesas, búsqueda de sombras y alguna mascota por el lugar fueron imágenes que se repitieron durante la jornada de este martes en los alrededores del polideportivo de Las Navas del Marqués. La localidad se ha convertido en un 'hogar provisional' para los vecinos de El Hoyo de Pinares que tuvieron que ser desalojados en la noche del lunes de sus domicilios ante la cercanía de las llamas del incendio de Cebreros que también lo es ya del municipio hoyanco. Un traslado nocturno, por caminos, que no estuvo exento de nervios mientras dejaban atrás sus casas.

Estos mismos nervios, mezclados con incertidumbre, también se vivieron durante la jornada del martes tras pasar una noche, como muchos de ellos decían, prácticamente sin dormir. Es cierto que destacan la buena recepción que han tenido, que todos se han volcado con ellos pero eso no impide que tengan un miedo persistente a lo que puede pasar con sus casas y lo que han dejado atrás. Además, por el momento tendrán que esperar para volver a casa puesto que ya ayer se comunicó que no se había tomado la opción de regresar porque no habrá esa decisión hasta que la situación esté controlada y se descarte por completo que la gente tuviera que volver a ser desalojada.

En la primera noche, según explicaban desde Cruz Roja en el propio polideportivo se dieron unas 300 cenas pero también es verdad iban detectando que había gente que se iba. Y es que siempre está el recurso de amigos y familiares que muchos han elegido como la mejor opción para ellos.

Nervios, incertidumbre y casi sin dormirNervios, incertidumbre y casi sin dormirLos ánimos en las zonas de alojamiento de Las Navas del Marqués se sentían, como no podía ser de otra forma, decaídos. La imagen persistente de espacios amplios con camas preparadas y zonas de comida contrastaba con los pequeños y grandes grupos que se iban formando, siempre con el fuego como tema de conversación.

Entre las diferentes personas se encontraba Pedro, de 87 años, junto a su mujer, dos de las personas que vivieron como «de repente» les avisaban mientras estaban sentados a la puerta. «Tuvimos que salir según estábamos», explican, lo que hizo que incluso se fueran sin algún medicamento. De momento estaban esperando decidir qué iban a hacer puesto que su hijo estaba pendiente de irles a recoger y llevarles a Madrid. Es más, es en la capital de España donde viven habitualmente pero estaban pasando el verano en El Hoyo de Pinares. Allí llegaron huyendo del calor pero se encontraron algo peor.

Pasaron una «noche normal», descansando «unas cuatro horas» en un lugar «con mucha gente, pero se esperaba». Lo que sí destacan es que todo el mundo ha sido «muy amable «con ellos», cariñosos. «Nos quitamos el sombrero por todos ellos, se merecen el cielo y lo digo desde que nos ayudaron a bajar en ambulancia» hasta toda la atención posterior, aseguran. Es lo único bueno que pueden sacar de esta experiencia donde «lo peor es que no se saben cuando podemos volver».

Aurora vive la misma situación como vecina de El Hoyo de Pinares, aunque en su caso se estaba quedando en casa de unos amigos en Las Navas. Recuerda cómo escucharon por megafonía que había que irse y pudieron coger «lo más necesario porque había que evacuar. El fuego estaba allí mismo, imparable». Horas antes creían que la situación no iba a ser tan grave, desde luego no para evacuar a todo el pueblo.

Junto a ella Sara explicaba que no ha dormido nada debido a la preocupación y porque «es difícil cuando sales de tu entorno». También en su caso habla del «maravilloso trato» que han recibido. «Nunca imaginé que podía haber tanta solidaridad», asegura, esta vecina 'accidental' de El Hoyo puesto que allí estaba pasando el verano.

Jesús y Ramón llevan en El Hoyo de Pinares toda la vida y ya estaban «deseando volver a casa». Cierto es que estaban «bien atendidos» pero no era su hogar y la noche se había hecho larga. «Hemos dormido un poco mal» y lo peor «es que no sabemos nada».

Precisamente en algunos casos no sabían qué les iban a deparar las próximas horas y buscaban información por todas partes. Eso llevó a que hubiera incluso bulos que hablaran de un traslado a la capital aunque en todo caso se quiso dejar claro que la intención no era mover a nadie.

En los propios lugares donde estaban alojados los hoyancos recibieron la vista el presidente de la Diputación, Carlos García; el delegado territorial de la Junta, José Francisco Hernández Herrero, y los alcaldes de El Hoyo de Pinares y Las Navas del Marqués, David Beltrán y Javier Sastre.

cruz roja. Tras el traslado coordinado por la Junta de Castilla y León, y con los diferentes actores en la zona, como Protección Civil, Cruz Roja activó el ERIE, Equipo de Respuesta Inmediata en Emergencias, albergue y el equipo psicosocial en el polideportivo municipal de Las Navas del Marqués, el colegio y en la guardería para atender a las personas que se tuvieron que desplazar allí. Para colaborar en las labores de desalojo se contó con ambulancia y vehículos de transporte adaptado para quienes no podían trasladarse por sus propios medios. Además se desplazó a las personas mayores más vulnerables a residencias, como fue el caso de la de El Tiemblo.

Según informa Cruz Roja, en total se instalaron 242 camas para dar cobertura a los desplazados.

Cruz Roja Ávila publicó en sus redes sociales el testimonio de Sara, voluntaria del Equipo de Respuesta Básica en Emergencias, donde recordaba toda la labor realizada, no solo para montar camas o dar desayunos, sino para acompañar a las personas mayores y hablar con la gente. Destacó esa parte de acompañamiento para que las personas puedan soltar tensión y tranquilizarse.

Ya durante el día de ayer se sirvieron cerca de 150 desayunos para lo cual, junto con otras las tras labores, se contaba con un total de 25 personas voluntarias.

En toda esta labor también contaron con la colaboración de vecinos de Las Navas, que también llevaron elementos como fruta, bollería o agua para aportar también su granito de arena.

Y en ello también tuvieron un aliado más con World Central Kitchen, que se prestó dispuesto a colaborar y ya ayer se encargó de la comida, lo que facilitó que los desplazados tuvieron un plato caliente, que también era necesario porque no todo iban a ser bocadillos.

Lo que sí es cierto, y así se pudo ver en el lugar, es que estaban preparados estos bocadillos, bebidas y frutas que se podían coger según la necesidad de cada persona. No eran necesarios turnos ni momentos específicos porque se quería que todo el mundo, dentro de tratarse de una situación muy complicada, estuviera lo más cómodo posible.

Dentro de todo lo que está sucediendo con los incendios, desde el Ayuntamiento de El Hoyo de Pinares pidieron a los vecinos «mucha tranquilidad, comprensión y prudencia». Pusieron de manifiesto un problema, el hecho de que apenas había cobertura de telefonía móvil, pero informaron de que no ha habido ninguna casa afectada por las llamas y también se logró proteger la potabilizadora.

La llegada del fuego a El Hoyo de Pinares supuso un auténtico varapalo para la localidad. Su alcalde, David Beltrán, emitía un comunicado dirigido a todo el pueblo en el que informaba de las prioridades y de la situación tras el desalojo. Aseguraba que se estaba «trabajando para salvar todas las casas y con muchos medios para proteger viviendas y personas».

Aunque muchos vecinos de fueron a casas de familiares o se realojaron en Las Navas del Marqués, también se habilitó el polideportivo de Robledo de Chavela por si alguien necesitaba ir allí y el propio Ayuntamiento de Ávila ofreció sus instalaciones.

Lo que sí es cierto, y así se podía ver este martes, es que El Hoyo de Pinares se había convertido en un pueblo fantasma, alejado de la situación de las últimas semanas con vecinos y visitantes, con actos que llenaban de alegría un verano que ahora se ha truncado.