María Ángeles Álvarez

Musgo sobre granito

María Ángeles Álvarez


La aventurera vida de una planta

10/10/2021

Parece una contradicción afirmar rotundamente, como yo hago ahora, que una planta pueda tener una vida llena de aventuras al modo de una película de acción. Su condición estática y pacífica parece que lo contradice, pero si analizamos un poco este tránsito de su enclave natural hasta mi casa, nos sorprendemos con todo lo que aprendemos.
Cuando un columnista manda su artículo nunca sabe la repercusión que puede tener, es el milagro diario de lo que las palabras que escribimos provocan en los lectores, en vosotros amigos. Así cuando en 1983 Robert Pearson columnista británico sobre temas botánicos pidió alguna información sobre una planta apilada desde hace decenios en el Jardín botánico de Edimburgo, La Pilea Peperomioides, no sabía la cantidad de datos históricos, vitales, botánicos y de aventuras que se le avecinaban. Una joven lectora llamada Jill Sidebohom de Cornualles abrió la caja de Pandora al comentar en una contestación a su propuesta, que ella tenía esa Pilea desde niña. Su au pair noruego llamado Modil Wigg trajo de su país la planta como gesto de amistad. Nos preguntamos cómo llegó hasta Noruega desde China.
El origen de su descubrimiento botánico me lleva a una verdadera película de tintes exóticos y de aventuras al modo de Indiana Jones, con el increíble y prolífico trabajo del botánico galés George Forrest que en 1906 encontró estas plantas en las Montañas de Cang, cerca de la provincia china de Yunnan. En un paisaje con rocas afiladas y acantilados que ahora se pueden recorrer tranquilamente por pasarelas. 
La vida de Forrest parece salida de una novela, sus vicisitudes en China, la enemistad de los lamas que mataron a toda la expedición pudiendo sólo él salir con vida. Las largas caravanas de cajas llenas de miles de plantas que surcaban ese paisaje tan abrupto, conteniendo mas de 1.200 nuevas especies. 
Al ir leyendo sus nombres me sobrecoge un temblor, porque constituyen la base de cualquier jardín actual: con Acer davidii, Abies forrest, Camelia reticulada, Contoneaste lácteus, Hiperico forrest, Jasminum polyanthum, Rododendron de un montón de variedades… 
Forrest pasó de buscador de huesos humanos en su juventud a rastreador insaciable de plantas, hijo de un vendedor de telas se lanzó al mundo como un verdadero aventurero lleno del afán botánico de descubrir y catalogar especies, como esta pequeña planta, la Pilea Peperomioides, una más de las miles que dejó en el jardín botánico de Edimburgo.
Pero junto con la vida de los investigadores discurre la actividad de otras personas que se sintieron interesadas por esta pequeña plantita. Me refiero al misionero noruego Agnar Espergen que había pasado su vida en China ayudando a drogodependientes, dando clases y fundando parroquias, como habían hecho sus padres. Agnar es considerado en Noruega como uno de los grandes predicadores, incluso conoció a su esposa y se casó, junto con otras cinco parejas de misioneros. En 1944 fueron evacuados todos los misioneros, en un momento muy difícil cuando los japoneses devastaron China, y se llevó como recuerdo unos esquejes de la Pilea Peperomioides desde China. El viaje de vuelta haciendo escala en la India duró mas de un año. Milagrosamente cuando llegó a Noruega los esquejes de las Pileas parecía que tenían vida, y así lo demostraron al plantarlos y prosperar. Crecieron y se multiplicaron por muchos sitios, pasando de mano en mano como regalo, como un gesto de amistad. Así los trajo Modil Wigg, como un detalle para sus nuevos amigos. 
Detrás de una plantita que tenemos en el alféizar de casa hay muchas veces una historia increíble que también nos muestra el pasado, la historia y la evolución de la ciencia. 
La familia botánica de las Pileas no deja de interesarme por sus cientos de variedades y por su belleza. La capacidad de supervivencia, no sólo de esta Pilea Peperomioides, sino de otras variedades como las que se han descubierto hace poco en China, como la Pilea Cavernaria que sobrevive en el interior de las cuevas y llega incluso a florecer con un nivel de luz de 0,04% del total.
Las plantas no sólo nos dan consuelo y paz, llenando nuestras habitaciones de naturaleza, sino que si investigamos un poco nos cuentan historias increíbles sobre su descubrimiento y lugar de origen, así sabemos algo mas de cómo cuidarlas, introduciéndonos en aventuras exóticas desde casa.