Cuando hay ilusión no hay obstáculos

I. Camarero Jiménez
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Una comitiva de 14 personas, y entre ellas cinco con diferentes tipos de discapacidad, pertenecientes a la asociación Discamino, llegaron este jueves a Ávila en una de las etapas de su Camino de Santiago

cuando hay ilusión no hay obstáculos

Está claro que la ilusión y las ganas hacen mucho en cualquier parcela de la viday eso lo tienen claro en la asociación Discamino, que tiene su sede en Vigo. Hace ya mucho tiempo esta entidad sin ánimo de lucro dedica parte de su esfuerzo diario a promover la calidad de vida de las personas con discapacidad y se volcaron en el deporte adaptado, en el ciclismo y en el senderismo.Desde hace 12 años han cumplimentado el Camino de Santiago -en 80 ocasiones- a bordo de bicicletas y triciclos adaptados para que personas con diferente tipo de discapacidad, ya sea sensorial, física o intelectual cumplan su deseo de sencillamente vivir, salir y recorrer una aventura como ésta que se les propone.

El 15 de agosto iniciaron un ‘camino’ dividido en 7 tramos y numerosas etapas en una iniciativa denominada ‘Enlazando Caminos’ y que este jueves en su tramo 6 pasó por Ávila después de salir de Almorox. Hablamos con uno de sus organizadores, con Javier Pitillas, quien reconoce que tenían la vista puesta en La Paramera y ésta hizo honor a su fama y reconoce que les costó, «fue duro» como lo fue la salida de Galicia hace ya más de un mes. De hecho la llegada a la capital estaba prevista entre las 13 y las 14 horas y al final se retrasó hasta pasadas las 15 horas. No hubo sol, sí aire («lo peor para los ciclistas») y algo de lluvia lo que puso cuesta arriba el caminar especialmente hasta el alto de La Paramera, una vez arriba «sólo había que dejarse caer», dice con gracia. El hecho es que los 14 integrantes de la carrera le siguieron en su empeño. Cuatro de ellos tienen discapacidad y compartían vehículo pilotado por personas sin discapacidad pero en el que comparten pedaleo; hay un vehículo más que Mónica pedalea con las manos y dirige con la cabeza puesto que padece una paraplejia que le impide hacerlo con las piernas, pero está visto que en esta asociación la cosa va de retos, bueno más bien de aventuras que quieren vivir con toda la ilusión del mundo. 

Este enlazar de caminos conlleva el recorrido de 2.800 kilómetros en siete tramos. Hay quien (de las 21 personas con discapacidad que participan) puede cumplir con toda la ruta como es el caso de Iván de Benavente y Chema de Ferrol, (acompañados con Javier y Myriam como pilotos siempre); otros no, pero muchos hacen kilómetros de recorrido en diferentes etapas que les llena de orgullo, pues les permite estar fuera de casa cerca de un mes y demostrarse a sí mismos, pero también a quien les quiera seguir, que hay que fijarse en las cosas no que uno ha dejado de poder hacer, sino que puede seguir haciendo. Son en ocasiones ejemplo para otras asociaciones y miembros de entidades con discapacidad. En cierto modo, un espejo en el que mirarse para pedalear avanzando con el objetivo de ilusionarse. Ésa es una opción por la que ha apostado Discamino, pero también la del senderismo adaptado.

Es una iniciativa social ya reconocida, aunque eso sea lo de menos pero lo cierto es que optaron el año pasado al Premio Princesa de Asturias de la Concordia.

El Camino de Santiago es la excusa para llegar a la meta, a Santiago: la primera vez que se hace el camino es indescriptible y algunos se estrenan en esa sensación. Desde hace unos años ni siquiera esperan  para recoger la Compostela, ni para entrar en la Catedral -a la que, como es año santo se puede acceder- pero las colas para hacerlo a veces son insalvables y como decíamos al fin y al cabo la aventura era llegar y seguro que lo hacen. 

Hoy, por delante, la expedición cuando salga de Ávila, del Cites que les aloja, tendrá menos kilómetros que ayer y en un camino más llano que culminarán en Peñaranda, pero lo cierto es que un respiro tampoco viene mal.

Por cierto, en Ávila les recibieron miembros de la asociación del camino De Santiago abulense animándoles al grito de campeones.