El patrimonio recupera su vida

B.M
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Desde el Servicio Territorial de Cultura se gestionaron diferentes intervenciones en bienes que necesitaban mejoras, principalmente en templos. Se completó una inversión de más de 900.000 euros

El patrimonio recupera su vida

Una provincia como la de Ávila, con su extensión y su historia, tiene mucho patrimonio que mantener y proteger. Entre los cometidos del Servicio Territorial de Cultura de la Junta de Castilla y León, dirigido por Alejandro Núñez, se encuentra precisamente velar por este patrimonio por lo que es habitual ver como están involucrados en proyectos de uno u otro tipo.

En el balance de las actuaciones del pasado año, se encuentran especialmente proyectos realizados en bienes religiosos, aunque no son las únicas puesto que también se llegó a los castros o incluso a un coso taurino. En general se completó una inversión en patrimonio que supera los 900.000 euros.

La  principal actuación realizada, en este caso en dos anualidades es la de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, en Adanero, donde se invirtieron cerca de 700.000 euros, tras una serie de estudios que se hicieron para conocer cómo estaba. Se trata de un templo que ha sufrido muchos cambios a lo largo de los siglos y donde las actuaciones incluyeron las cubiertas, mejoras interiores o incluso poder contar con una nueva subida a la torre, de la que pueden disfrutar los vecinos.

El patrimonio recupera su vidaEl patrimonio recupera su vidaYa con inversiones menores, también se actuó en la iglesia de San Andrés Apóstol, en Espinosa de los Caballeros, principalmente por las humedades, o en la ermita de las Vacas, en este caso en la capital, con diferentes trabajos por humedades o mejoras que hacían falta, también en el acceso al campanario.

No se pude dejar de señalar todo el trabajo que se hizo en dos castros de la provincia, Ulaca y Chamartín, ejemplos vivos del pasado y que fueron destinados a mejorar la accesibilidad, la seguridad y la señalización.

Para el futuro, se están haciendo estudios en la basílica de San Vicente, también en la capital, y se mira a la Catedral, para actuar en las vidrieras, completando trabajos de años anteriores.

En el caso de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, en Adanero, aclara Alejandro Núñez, jefe del Servicio de Cultura en Ávila, que es una obra que se ha llevado a cabo en dos anualidades y que va precedida «de una serie de estudios muy intensos sobre la iglesia para conocer con mayor detalle las condiciones y que la propuesta de intervención fuera la más adecuada».

La arquitecta del servicio, Sonsoles Barroso, explica que esta iglesia se ha ido construyendo desde el siglo XII a nuestros días y ha ido evolucionando, especialmente en el siglo pasado, sobre todo atendiendo a su apariencia, con elementos que estaban revestidos y se picaron y elementos que estaban vistos y se revistieron. Esto hizo que la imagen del templo cambiara bastante.

El proyecto que se ejecutó incluye actuaciones en las cubiertas, cambios en los revestimientos, «picando algunos y realizando otros», actuaciones en los muros interiores, recuperación de huecos tapiados... Todo en una iglesia en la que, debido a todas las intervenciones, era difícil su «lectura histórica». 

Por eso, la intervención pretendía solucionar las patologías existentes pero también volver a su imagen histórica.

Se trabajó en la recuperación de la estabilidad y estanqueidad de la cubierta, la recuperación material de vanos deteriorados de la torre vigía y de los aleros de nave y cabecera, procurar una correcta lectura histórica y mejorar la funcionalidad.

Para la lectura histórica se procedió a la reposición y retirada de revestimientos. En la torre vigía, se recuperó la imagen original y en la torre vana, hubo recuperación de fingidos de ladrillo de la Espadaña. El atrio y la cabecera se revisten y, en el interior, se diferenció el presbiterio románico, con un nuevo pavimento de tarima y se revistieron las enjutas de los arcos, dando más claridad a la iglesia.

En el atrio se eliminó la compartimentación (eran trasteros) recuperado el espacio de atrio que había origen, que tenía cinco arcos. También se sustituyó la estructura de cubierta por otra con un lucernario longitudinal. 

Se recupera la idea de atrio de entrada, se dejan vistos los arcos que refuerzan el muro sur de la nave y se permite la visión de las pinturas murales interiores.

En cuanto a la mejora de la funcionalidad, se llevó a cabo la apertura del hueco de entrada en la torre vana y el cierre este del atrio, para resolver la accesibilidad. Es decir, se cuenta con espacios para que la iglesia sea accesible. En la torre vigía se eliminó el revestimiento y se cierra la entrada desde la nave. Se llevó a cabo la construcción de una plataforma en el cuerpo de campanas para que sea visitable la torre, con las bonitas panorámicas que se ven desde esta altura.

Ahora mismo, explica la arquitecta, la iglesia está abierta al público y «parece que tiene muchas visitas, sobre todo para subir a la torre». Según les informó el párroco, los domingos, cuando celebran misa, abren una hora antes para que la gente pueda subir a la torre y tiene mucho éxito, hay mucha afluencia.

Además, se han colocado hilos de electricidad para evitar que se posen las aves, se han tratado los paramentos y han aparecido unas pinturas que ahora están a la vista.

El patrimonio abulense se refleja en muchos campos y el histórico es uno de los que no se puede olvidar. Y si en Ávila se habla de historia, sin duda hay que hacerlo de sus castros y, con las intervenciones realizadas, en concreto de dos de ellos, el de Ulaca (Solosancho) y el de Chamartín (castro de la Mesa de Miranda). En ellos se hicieron intervenciones que supusieron una inversión de más de 100.000 euros (55.000 en cada uno de ellos) y que se dedica  principalmente a temas de accesibilidad.

Alejandro Núñez, jefe del Servicio de Cultura de la Junta de Castilla y león en Ávila, señala que se trata de «pequeñas intervenciones» que se han hecho en estos castros.

Una parte de ellas «van dirigidas a mejorar la accesibilidad interna» y, por ejemplo, en Ulaca se cuenta con una nueva entrada, que llega además a un castro «con una pendiente altísima» y donde la senda de subida se deterioraba mucho, por lo que se ha procedido a redefinirla «porque se desdibujaban los caminos».

En Ulaca se daba la circunstancia de que en algunos puntos concurrían varios cauces de agua y permanentemente en esos sitios había erosión y baches y como solución se puede ver en el suelo una «especie de flecha, en varios puntos del camino, donde se producían estos problemas para evitar que se puedan producir. No son señales, aunque se aprovecha para poner una flecha». Otras intervenciones se hicieron en escalones.

También se han realizado mejoras en Chamartín, donde «los caminos se desdibujan por los chaparros» por lo que «se han limpiado y hechos más anchos» y ahora es perfectamente reconocible el dibujo.  También se ha actuado en algún otro elemento, por ejemplo, en alguna escalera o rampa.

Una intervención muy vistosa es la que se ha hecho en el mirador, que «tiene una vista impresionante» y que tiene una nueva valla de seguridad.

De forma general, en los dos castros se ha procedido a consolidar muros de algunas de las estructuras y también hay nueva señalética.

Estas señales, son de dos tipos, por una parte de reposición, con señales que estaban mal y había que reponer, por ejemplo con nuevos vinilos.

Pero también hay señales nuevas, como sucede en el camino de subida a Ulaca «con señales perfectamente visibles que llevan hasta el interior del castro». Además, si en algún momento se quiere hacer algún otro camino «se podrá señalizar».

En Chamartín se han puesto balizas para señalizar las distintas estancias y saber donde se está en cada momento y también para señalizar algún elemento singular, por ejemplo en la encina, y así identificar el entorno.