Sara Escudero

Desde la muralla

Sara Escudero


Querido 2022

31/12/2022

Querido 2022:
Solo te podrás ir si el 2023 se atreve a venir. Como diría Mafalda hay que ser muy valiente con el panorama que hay, para venir y quedarse 365 días.
Adoro los años pares, eso es sabido por todo el mundo. Nací en año par (aunque mes y día son impares), mis hermanas y mis hijos también, me suelo acostar en hora par y no soy supersticiosa. Solo es la casualidad de la vida.  Bendigo los pares sobre los pobres impares, salvo para el 13 que es mi número de la suerte. Luego me paro a pensar y me doy cuenta que el 2020 nos trajo la pandemia y el 2022 la guerra, y empiezo a considerar el cambiarme de equipo.
Has dejado la muerte de Pelé (y la Reina Isabel). No somos campeones del mundo en fútbol masculino, pero sí somos campeonas del mundo sub-17 femenino.  Alcaraz es número uno de la ATP y no puedo olvidar las victorias épicas de Nadal en Australia y Francia, habiendo ganado tantos Gran Slam como tu nombre indica, 22. Mariano Garcia es campeón del mundo en 800 m en pista cubierta e hicimos historia con otro Eurobasket en Baloncesto a la saca. Alexia Putellas acapara páginas siendo una de las mejores futbolistas de la historia. Y nos dejas huérfanos con la retirada de «La bala» Alejandro Valverde de las grandes vueltas ciclistas. No ha estado nada mal tu año deportivo.
En cuanto al tiempo, hijo mío, poca nieve. Que esto del clima se te va de las manos. Menos mal que has regado otoño con toda el agua que no trajo el 21. Pero no podemos vivir en la primavera constante. Coméntaselo al 2023, por si admite tus consejos.
2022, empezaste con COVID. Que me tomara las uvas confinada no fue buena idea. Pero creo que te perdoné en febrero. Luego trajiste una guerra, creo que eso no te lo perdono. Nos has traído frontera, huida y miseria. Nos has dejado pobreza energética, crisis y mil preocupaciones. Mujeres cautivas en Afganistán, un volcán y más leña al fuego para el cambio climático. Dejaste muertes en el Mediterráneo, un nuevo brote de Ébola en África y unas terribles inundaciones en Pakistán. No es que no te quiera, 2022. Pero es que…
En lo personal no me quejo en absoluto, sigue así que sabemos disfrutarte con tus luces y tus sombras, con colores y en la versión blanco y negro. Que soy feliz y hasta puedo exportar felicidad. Que ando, veo, escucho, huelo, saboreo y siento. Pero 2022, hay que acompañar como las salsas a los platos. Y no podemos empezar el año con el rastro de dolor que has dejado a tu paso. Es difícil. Y sí, el 2023 tiene que ser valiente para arreglar este paisaje desolador que estás sembrando, porque el dolor, la envidia, el odio y la animadversión no son buenos compañeros de viaje.
¡2023! saca las lecciones aprendidas de este 2022. No tropieces con las mismas piedras. No repitas la historia que no queremos revivir. Acaba con las guerras, evita los enfrentamientos, no saquemos partido de materias esenciales para la vida. Que las armas no sean la moneda de cambio, que todas tengamos derecho a estudiar y vivir. Que la vida, sea vida aquí y allí. Que no estemos de paso, sino que, con buen paso, hagamos que el camino merezca la pena ser vivido. 
2023: tenemos muchas expectativas puestas en ti. No nos defraudes, porque solo tenemos 365 días y 365 noches para quererte, disfrutarte y reírte. No nos defraudes.
PD. La guerra de Ucrania y el COVID pocos lo superan, tranquilo 2023, que a poco que te esfuerces, lo harás bien. Eso sí, si traes zombies o meteorito, avisa con tiempo.