«El teatro fue en la posguerra un refugio de ideas"

D. Casillas
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Alba Gómez presentó el libro 'El teatro en Ávila y su provincia durante la posguerra (1939-1951), un estudio becado por la Instutución Gran Duque de Alba que ahora ha decidido publicar

«El teatro fue en la posguerra un refugio de ideas"

La Institución Gran Duque de Alba, dependiente de la Diputación Provincial, presentó el libro El teatro en Ávila y su provincia durante la posguerra (1939-1951), un trabajo de investigación realizado por Alba Gómez García, periodista y doctora en Humanidades, que ahonda en la relevancia social que el arte escénico, con todas las dificultades de aquel complicado momento, tuvo en es periodo histórico en suelo abulense.

Acompañada por el diputado responsable del Área de Cultura, Eduardo Duque, y el director de la Institución Gran Duque de Alba, Maximiliano Fernández, y tras agradecer a la IGDA y la Diputación su apoyo y «compromiso de divulgación» publicando ese trabajo, Alba Gómez resumió que su investigación ha tomado la forma de «un libro del teatro que se hizo o pudo hacerse en Ávila cuando terminó la guerra civil, y por tanto su premisa fundamental es que la historia del teatro también es una vía de aproximación posible a nuestro pasado inmediato, en tanto que desempeña un papel muy importante en la configuración de las relaciones entre los individuos».

Afirmó Alba Gómez que «el teatro es protagonista incluso en los lugares y circunstancias donde tiene más dificultades para prosperar, y su presencia o ausencia nos ayuda a tomar el pulso vital de una ciudad y también la de sus habitantes en momentos determinados de la historia. En todas las épocas, inclusive en la posguerra, que es el marco del libro, el teatro constituyó también un refugio de ideas y de imaginarios y se prestó a ser enclave paradigmático de encuentro entre la ciudadanía».

pocos documentos. Teniendo en cuenta que «esta historia del teatro de Ávila es indudablemente incompleta, porque por lo general nos llegan muy poquitos documentos que nos permitan cercionarnos acerca de la naturaleza de estas prácticas efímeras, vivas, que no ha quedado registradas en ningún lugar», el uso de «documentos de carácter administrativo, expedientes de censura, informes de todo tipo, carteles, programas de mano y otras fuentes muy diversas nos ha ayudado a hacernos una idea de qué significado tenía el teatro para los abulenses, desde las personas de a pie hasta las autoridades».

El caso de la capital, concretó, «es especialmente interesante porque se aprecia una clara colisión entre los intereses de los empresarios y las autoridades. Por un lado estaba la empresa del Teatro Principal, que deseaba, y lo consiguió, traer a las compañías más prestigiosas en aquel momento; por otro lado estaba el Ayuntamiento; por otro El Diario de Ávila, que estaba muy pendiente de lo que sucedía en ese teatro, y no podemos olvidar los intereses de los representantes del poder local y de la Iglesia».

Otro aspecto importante del estudio, continuó su autora, es el que «tiene que ver con la presencia cotidiana del teatro en la vida de los abulenses, de manera que hemos podido rescatar algunas compañías impulsadas siempre por la afición y el compromiso de grupos de personas que deseaban reforzar sus lazos a través de las representaciones escénicas, y no importaba si no había un teatro o no, porque hay documentados diferentes lugares que servía como espacio escénico».

Todo ese contenido se reparte en el libro en tres bloques temáticos en los que se mantiene una estructura cronológica. El primer bloque «está dedicado a entender de quién depende el teatro de cada momento, al principio más de Falange, después del Ministerio de Educación y luego del Ministerio de Turismo, ya que dependiendo de los años en los que nos encontremos prevalecen unos intereses sobre otros o unas maneras de controlar y de censusar que cambian sutilmente».

El segundo bloque se centra en la actividad escénica en la posguerra y «recoge sucintamente la evolución de la oferta teatral en esos años, siendo muy difícil constatar qué obras pasaban por aquí hasta el año 1945 porque el Diario de Ávila ejerció un silencio sistemático sobre ello; y también dedica una parte a las compañías de aficionados, de personas que no se dedicaban principalmente al teatro, y se hace un repaso sobre ellas y sobre grupos escolares y otros que surgen del interés de personas aficionadas».

El tercer bloque esta dedicado a estudiar qué géneros y qué autores dramáticos se representaban y por último unas conclusiones, más un anexo que intenta seguir los espectáculos escénicos representados para poder buscar el listado de otras que he podido constatar.