Eloy Sánchez Sánchez

Soñemos despiertos

Eloy Sánchez Sánchez


Manual electoral para novatos

26/12/2022

No deje cicatrizar sus heridas, reabra las mismas en periodo electoral. No olvide una historia de enfrentamientos sociales y vuelva al guerracivilismo, que se aproximan elecciones. Discuta con el vecino, con su madre o con su hermano y recuerde que lo hace por el partido. Cuando sus relaciones se tensen en exceso recurra a la falta de respeto y prescinda de cualquier signo de civismo. Ya queda menos para depositar su voto y acabar con el enemigo.
Acuérdese de que el Tribunal Constitucional nos impide legislar, que los jueces son todos fascistas y que votar una enmienda prescindiendo del procedimiento establecido es hoy un golpe de Estado. Rinda culto a cualquier figura que busque la deshonra del rival ideológico y trate al disidente político de enajenado. Si detecta cierto pensamiento crítico en una determinada materia acuda a los medios oficiales de su corriente ideológica y rellene sus lagunas. Solo así alcanzaremos el progreso, respetaremos la Constitución y libraremos a España del fascismo, o peor aún, del comunismo.
Si alguien de su entorno se mantiene distante en la enésima crisis institucional y osa mencionar la jurisprudencia del Constitucional, evite el tema. No entre a valorar la congruencia y adecuación del contenido de una enmienda en un proceso legislativo, mucho menos la sentencias de magistrados como Francisco Tomás y Valiente, Cruz Villalón o García-Pelayo, todos «fachas». Tampoco permita que se hable de soberanía nacional, ni del bloqueo en el nombramiento de los vocales del Consejo General del Poder Judicial o los magistrados del máximo intérprete de nuestra Constitución, quieren la Venezuela de Maduro y de Chávez. Por supuesto, si en algún momento su silencio deja entrever una falta de conocimiento sobre la temática o un odio visceral e irracional, opte por volver a los primeros párrafos. Tire de insulto y busque el hastío de su adversario.
Cambie radicalmente de tema si el nombramiento de la Fiscal General del Estado, los indultos, la falta de rigor técnico en la Ley «solo sí es sí», la derogación del delito de sedición y la reforma de la malversación inclinan la balanza. Haga lo propio si una de las mayores subidas impositivas de nuestra historia, la corrupción política o los pactos y concesiones a nacionalistas en el pasado acaban por desautorizar sus argumentos.
En caso de que alguien se atreva a mencionar el cierre ilegal del Congreso de los Diputados durante la pandemia, la sentencia del Tribunal Supremo en el caso de los ERE de Andalucía o el apoyo a los presupuestos Generales del Estado de un partido político liderado por un condenado en sentencia firme por el secuestro de Luis Abaitua Palacios, táchele de «facha». Si por el contrario, su interlocutor se atreve a mencionar el inmovilismo de un Gobierno con mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados, la precariedad laboral derivada de su acción o la reforma en 2013 de las mayorías necesarias para el nombramiento de los vocales del órgano de gobierno de los jueces, trátele de «rojo» anticapitalista. Si en sus discursos se repite la palabra nación o España: ultraderechista. Y si el debate se centra en torno a la educación o a la sanidad pública, los «podemitas» le han lobotomizado el cerebro a su acompañante. Por supuesto, si caricaturiza a la España de los bandos, habla con un espécimen único: un «veleta».
Estas Navidades conduzca con precaución, no consuma alcohol en exceso y recuerde que su madre es una «roja» y su padre un «facha», no sea que algún día descubra la libertad del conocimiento, no sea que algún día nuestra nación se libre del cainismo.