Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Todo lo malo se pega

30/06/2022

La intervención de la vicepresidenta Calviño en la sesión de control del Gobierno, a la que no asistió Pedro Sánchez por su participación en la cumbre de la OTAN, fue la demostración clara de que este equipo de gobierno no solo ha asumido los malos modos del presidente sino actúa como aquellos que están peleados con la vida porque la vida no les es propicia.

Todo lo malo se pega, y una mujer como Nadia Calviño, que llegó de Bruselas con la aureola de funcionaria de alto nivel que había realizado un trabajo impecable en Bruselas como directora general de Presupuestos de la Comisión Europea, no ha tardado en cambiar su forma de actuar. En los primeros tiempos de gobierno Calviño representaba la cordura, enfrentada permanentemente al sector podemita. Hasta que llegaron los problemas para Sánchez, que perdía crédito a pasos agigantados, perdía el apoyo de la gente más sensata del PSOE, recibía toques de atención de Bruselas y ponía todo su empeño en hacerse con el control de las instituciones para garantizarse el respaldo a sus proyectos más polémicos.

Se esperaba de algunos miembros del gobierno que pusieran pie en pared, con Calviño a la cabeza. Pero no ocurrió tal cosa, sino que incluso los ministros que parecían más rigurosos asumieron los modos presidenciales. Como ha ocurrido con Calviño en la sesión parlamentaria de este miércoles.

La sensata y eficaz Calviño se ha convertido en la sosia del peor Pedro Sánchez, descalificando a quienes cuestionaban las inquietantes cifras económicas y acusando al PP de falta de política de Estado, sin tener en cuenta que el PP es el único partido que acude en su ayuda cuando es necesario apoyar leyes indispensables. Calviño falseó cifras, incluso mintió cuando los portavoces de la oposición cuestionaron las perspectivas económicas españolas, y actuó como Sánchez cuando se encuentra acorralado: ataca desaforadamente. Lo último fue golpear a Vox y PP con el argumento de que les molestaba el buen hacer del presidente en la cumbre OTAN.

Calviño, como otros miembros del gobierno, han hecho suyo el modelo Sánchez, tanto en las formas como en los argumentos de fondo: el gobierno acumula éxitos extraordinarios y la oposición pone piedras en el camino para impedir que se pongan en marcha las políticas adecuadas.

Con la agravante de que algunas de esas políticas chocan de frente con lo que han sido señas de identidad del PSOE, como las supuestamente feministas y la polémica ley trans. Y con la agravante de que el equipo de Sánchez intenta poner parches a la preocupante situación económica repartiendo subvenciones y ayudas que no sacan a nadie de pobre sino que empeoran la situación.

El nuevo talante de Calviño y de varios de sus compañeros demuestra que mientras a millones de españoles les angustia cómo llegar a fin de mes, a ellos no les llega la camisa al cuerpo porque temen la pérdida del poder.