Ganó el Real Ávila en una tarde en la que se avistaban negros nubarrones pero en la que se evitó la tormenta. Superó el equipo una final ante unAtlético Tordesillas que amenazaba y amenazó con hacer zozobrar el proyecto encarnado cuando el mes de diciembre no  ha hecho sino comenzar. Porque el partido del domingo tenía trampa. No ganar hubiera tenido consecuencias para un equipo que llegaba en el alambre. No sólo hubieran sido los siete puntos a los que habría quedado del playoff, sino verse rebasado por unMirandés B y Almazán que le habrían llevado a una novena posición complicada de digerir. Cuando Samu disparó al palo –minuto 26– todo se tambaleó. «No sólo se hubiera igualado el partido sino que les podrían haber llegado las dudas. Vienen de una situación anímica complicada de manejar» valoraba después Miguel de la Fuente, entrenador del Tordesillas.Pero esa ocasión no contó. Si lo hicieron las del Real Ávila, las de Ivi y Javi de Mesa. «Quizás hemos tenido menos ocasiones que otros partidos pero hemos sido más certeros».Porque pocas más –el cabezazo de Tena al inicio del partido– quedaron apuntadas. Esto es fútbol, «va de eficacia en el área», y el Real Ávila fue tan práctico como eficaz en los dos extremos del campo para llevarse el triunfo. «Era vital sumar los tres puntos» reconocía Borja Rubiato, que cerró el puño con rabia en la zona de banquillos mientras los suyos celebraban el 2-0 con el descuento ya en marcha.   

No ganar habría supuesto mucho.Ganar también debe suponerlo, pero en positivo. En una jornada en la que por detrás ganaronMirandés B, Almazán e incluso Júpiter Leonesa B, y por delante falló La Virgen delCamino, ganar al Tordesillas era mucho más que ganar al quinto clasificado. Con los tres primeros a lo suyo, la pelea será por dos plazas. Y en esas dos tiene que estar el Real Ávila.

Un triunfo para la clasificación pero también para lo anímico. «Nos va a reforzar» señalaba convencido Borja Rubiato sin perder de vista que el calendario final de los encarnados cierra el 2022 con el Becerril y el Numancia B. No sólo es la oportunidad de enganchar, por fin, una buena dinámica de triunfos sino también de sensaciones y juego. Quedaron satisfechos los jugadores –«no sólo han sido los tres puntos sino las buenas sensaciones con las que hemos terminado el partido» señalaba Ivi– y el entrenador. «El equipo ha estado muy bien, serio, sin conceder mucho, bien armado.Es lo que tenemos que seguir trabajando para que el Real Ávila sea un equipo difícil de batir. A partir de ahí tenemos arriba gente muy peligrosa.Es lo que tenemos que consolidar» pide a los suyos el técnico encarnado, que recordó que «muchas opciones pasan por hacernos fuertes aquí y nos hacemos fuertes con nuestra gente, cuando remamos en la misma dirección».