Editorial

Tolerancia cero para luchar contra la violencia contra las mujeres

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Este 25 de noviembre se ha celebrado el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, un acontecimiento que ha propiciado que instituciones, partidos políticos, sindicatos, asociaciones y todo tipo de entidades hayan desarrollado actos, concentraciones, manifestaciones para mostrar su repulsa contra esa lacra y hayan expresado su compromiso para articular todas las medidas a su alcance para conseguir derrotar a un fenómeno que deja cifras realmente preocupantes.

Sin embargo, ese compromiso que se visualiza con profusión cada 25 de noviembre (cada vez en mayor medida) obliga a ser más constantes y a perfeccionar un sistema, unas herramientas y unas normativas de lucha contra este tipo de violencia que siguen mostrando muchas fisuras e imperfecciones.

Así, es necesario profundizar en el desarrollo normativo para articular penas que no dejen vía libre a los maltratadores. Y también hay que dotar de más herramientas y medios que permitan a las víctimas denunciar sin miedo y a aquellos que trabajan para ayudarlas a poder intervenir con mayor eficacia. Pero el punto de partida debe ser la educación, tanto en las familias como en los centros educativos. Es fundamental que desde tempranas edades los menores sean conscientes de que ante situaciones de violencia de este tipo no debe haber ningún tipo de tolerancia. Evidentemente estamos ante situaciones en la mayor parte de las ocasiones muy complicadas, donde garantizar la seguridad de las personas que denuncian no siempre es sencillo, y por eso es imprescindible que se sigan desarrollando herramientas que permitan que las personas que sufren esta violencia puedan denunciar con total tranquilidad, sintiéndose amparadas por la sociedad. Y ahí la coordinación entre todas aquellas administraciones y entidades que intervienen ante situaciones de este calado, dando amparo a esas mujeres, protegiéndolas, ofreciendo asistencia psicológica, social… también debe avanzar para propiciar que desaparezcan esas fisuras que puedan existir y que hace que el sistema de lucha aún sea imperfecto.

De poco vale que este viernes la provincia de Ávila sea un clamor ante esta lacra social si luego las víctimas se siguen encontrando desamparadas en muchos momentos. Por eso esa batalla no es de un día, ni de un año, deber ser continúa y alcanzar a toda la sociedad, y muestra de ello es que las cifras de denuncias, de órdenes de protección, de víctimas, lejos de mitigarse van en aumento. Y ello obliga a ser más constantes, para acercarse a las víctimas y a su entorno y hacer visible que tienen un respaldo social para luchar contra situaciones muy duras, de las que en ocasiones no son conscientes y que necesitan que les abran los ojos para mostrar que están ante hechos inadmisibles. Por eso, es vital que ese mensaje de tolerancia cero se instale en nuestras vidas desde tempranas edades, y ahí se podrá ir avanzando para erradicar esta lacra.

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