La experiencia es un grado

B.M
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No hay edad para aprender y bien lo demuestran los participantes en la Universidad de la Experiencia, presencialmente en Ávila y en Arévalo, que retoman en pleno la actividad tras la pandemia y recuperan cifras

La experiencia es un grado

No se pasa lista, no se hacen exámenes o trabajos, pero son alumnos universitarios de pleno derecho. Se trata de la Universidad de la Experiencia, una iniciativa de la Junta de Castilla y León que se pone en marcha con universidades de la región y que en Ávila se materializa de forma presencial en la capital, a través de la Universidad de Salamanca, y en Arévalo, con la Universidad Católica de Ávila.

El denominado Programa Interuniversitario de la Experiencia es una iniciativa que pretende dar a las personas mayores la posibilidad de acceder a la cultura y la ciencia como una fórmula de crecimiento personal y de interacción social, de modo que se les ofrece una experiencia universitaria, principalmente con conocimientos que les interesan, en la que pueden participar los mayores de 55 años. A ellos se les ofrecen tres cursos con diferentes itinerarios y asignaturas (desde ciencias a humanidades, de cultura o literatura, entre otros) que se imparten en forma de conferencias pero con clases que son amenas y participativas. Sin presiones de ningún tipo, los alumnos vuelven a las aulas con toda la ilusión y dispuestos a recibir su diploma al terminar. Incluso después pueden seguir participando en conferencias y manteniendo lo que en muchos casos se convierte en un círculo de amistades.

En la capital abulense las clases son en la Escuela de Educación y Turismo, perteneciente al campus abulense de la Universidad de Salamanca, donde este año incluso se han logrado superar las cifras de antes de la pandemia. «Había ganas», resume la responsable del programa, Natividad Serrano, que señala que este curso cuentan con 142 alumnos (41 hombres y 101 mujeres) por lo que están «muy contentos» con los datos de matrícula. 

La experiencia es un gradoLa experiencia es un grado - Foto: Isabel GarcíaExplica la responsable que «ha subido muchísimo tras la pandemia», lo que hace que quizá haya menos alumnos en cursos más altos (como consecuencia de la menor matrícula los pasados años) pero hay 70 en primero. El curso pasado solo hubo un grupo y no se ofrecieron itinerarios, sino que estaban todos juntos en el salón de actos. Este año «se han desbordado las expectativas, se han cubierto las plazas de primero y hay dos clases», señala. 

En cuanto a la aplicación, hay una serie de asignaturas obligatorias y luego se ofrecen los itinerarios. Estos itinerarios son los lunes, con la oferta en Cultura y Sociedad y Ciencias. En cada uno de ellos hay seis asignaturas que se imparten a lo largo de todo el curso. En el primero, los contenidos abarcan a grandes filósofos españoles, turismo cultural, el cuento en las letras hispánicas, marketing, cultura y sociedad, introducción a la ciencia política, y el hablante de español y su visión del mundo. Es habitual que los itinerarios de cultura y sociedad siempre tengan más gente, aunque este año hay menos desequilibrio.

En el segundo itinerario se abarca la relación entre habilidades socioemocionales y el bienestar personal y social, ingeniería contra el cambio climático, vacunas en el mundo actual, sociología, salud animal y humana y biología.

En el apartado de asignaturas obligatorias, que son los martes, en el primer curso hay Historia de España y Psicología y en segundo y tercero, que se unen, Reto Energético y Materias Primas Esenciales para el Futuro e Historia del Arte Abulense y Patrimonio Abulense.

Habitualmente se hace la elección de los contenidos buscando la variedad y el interés que puedan despertar en los alumnos. Puede que las obligatorias sean más básicas pero en los itinerarios se intenta que sean de temática actual, con contenidos que les interesen. En todo caso «se suelen renovar, algunas se repiten porque tienen mucho éxito y hay profesores que llevan bastantes años y los alumnos lo piden».

Respecto al perfil de los estudiantes, hay que tener en cuenta que no se piden requisitos para apuntarse al programa, por lo que hay gente con formación inicial, con estudios básicos, hasta licenciados. Muchos proceden del ámbito de la sanidad y de la educación. Hay, en general, más mujeres que hombres, y acuden solteros, casados, viudos, de todos los estados civiles.

Se puede participar en este programa desde los 55 años y, desde ahí, no hay límite, por lo que participan alumnos entre 80 y 90 años.

Lo que sí comparten es que son personas «bastante inquietas, curiosas, que quieren incrementar el conocimiento en temas de actualidad y refrescar lo que han aprendido hace algunos años». Esto hace que se conviertan en un alumnado participativo e involucrado.

De forma práctica, los profesores preparan las clases según las temáticas, se imprimen los temas y se los preparan. Para ellos es una responsabilidad. Es verdad que no hay listas ni exámenes pero los alumnos sí reclaman materiales y los utilizan. Casi todos utilizan proyector (power point), en algunos casos vídeos, utilizan materiales que se hacen llegar a los alumnos por correo electrónico (la gran mayoría de los alumnos tienen correo y manejan el wasap perfectamente), pero también hay disponibilidad del material en la copistería.

Además de las clases en sí, también hay actividades complementarias. Por el momento, en la capital abulense se están haciendo conferencias y algunos miércoles al mes las organiza la Asociación de Alumnos y Ex Alumnos de la Universidad de la Experiencia.

Para el segundo cuatrimestre está previsto continuar con distintas actividades, con conferencias que serán los jueves, impartidas normalmente por los alumnos del grado de Educación. Habrá inglés, nuevas tecnologías y escritura creativa. Una vez que se ha logrado dejar la pandemia atrás, las clases son completamente presenciales y es algo que se valora especialmente porque los alumnos «estaban deseando volver a la normalidad». Probablemente no solo por regresar a las aulas sino por lo que supone de socialización porque, a parte de los conocimientos, «la gente conoce gente, se apuntan a la asociación, hay gente que vive sola y es una forma de intercambiar experiencias. Hay incluso grupos porque los diplomados llevan muchos años viniendo. Ellos pueden venir a las clases de los lunes, de itinerario, no hay ningún problema. Se apuntan con su matrícula. Hay gente que lleva años, quieren seguir viniendo. Y hay grupos de amigos hechos».

Por parte del profesorado se valora mucho la actitud de estos estudiantes, que «se colocan sus apuntes, participan, opinan, hacen preguntas». Es una dinámica de clases interesante porque los profesores también aprenden con ellos.

en arévalo. La buena imagen y recepción que hay en la capital con esta Universidad de la Experiencia también se vive en Arévalo, donde llega de mano de la Universidad Católica de Ávila.

Desde 2004 esta universidad abulense asumió el reto de encargarse de la formación en 'experiencia' en Arévalo, dado que entonces la Junta puso en marcha algunas sedes rurales que fueron asumidas por universidades privadas.

La sede se encuentra en el Centro Comarcal de Adultos, aunque en el pasado hubo alguna variación, como sucedió el pasado curso cuando, debido a la pandemia sanitaria, se tuvo que recurrir al instituto Eulogio Florentino Sanz en busca de espacios. También en un curso se tuvo que hacer on line.

Pero ahora se vuelve a la normalidad y este año se logra contar con 40 alumnos, lo que quiere decir que, aunque no se esté exactamente al mismo nivel que antes, sí que se asemeja bastante «en los alumnos de primero». 

Francisco Trullén, encargado de la Universidad de la Experiencia en la UCAV, explica que los alumnos son «muy fieles y comprometidos», lo que significa que se mantienen en el programa al menos que haya algún problema, principalmente de salud o por necesidad de cuidado de familiares.