Gonzalo M. González de Vega y Pomar

En mi azotea

Gonzalo M. González de Vega y Pomar


Tropezar dos veces con la misma piedra

25/06/2022

Hace diez meses que la Sierra de Ávila sufrió el mayor incendio de la Comunidad de Castilla y León y que, si se hubiese actuado con la rapidez necesaria, no habría devastado cerca de 22.000 hectáreas causando graves daños medioambientales y numerosas pérdidas a muchos ganaderos y agricultores de los pueblos afectados, quienes vieron como los esfuerzos de toda una vida se fueron al traste por el fuego en pocos días, al quemarse tierras, cabezas de ganado y alguna vivienda. Vivieron con impotencia, junto a las brigadas forestales., U.M.E. y voluntarios, su lucha contra las llamas, que, avivadas por el viento, recorrían kilómetros y kilómetros llevándose por delante cuanto pillaban.
Sofocado el incendio visitó Sotalbo, el presidente del Gobierno con el fin de conocer los daños producidos, charlar con personas intervinientes en sofocar el fuego y vecinos afectados. Allí, Pedro Sánchez, anunció la declaración de zona catastrófica el entorno de Navalacruz y la Sierra de la Paramera, prometiendo una ayuda «a la altura de las circunstancias» para actuaciones de recuperación medioambiental en las áreas dañadas y el «compromiso a todos los sectores» del Gobierno de España para con los afectados.
El presidente de la Junta de Castilla y León acudió durante incendio al puesto de Mando, en El Barraco, para conocer, por boca de los técnicos, su desarrollo y los trabajos de extinción que estaban realizando brigadas forestales, bomberos, vecinos de los pueblos y voluntarios con la ayuda de helicópteros e hidroaviones. Ante los Medios de Comunicación Mañueco manifestó que se iba a hacer una «reflexión interna» en la Junta y que tendrían en cuenta «cómo reforzar los presupuestos, de cara a los próximos años, para aprender y actuar con mayor rapidez y de mejor manera». Volvió en septiembre, a Navarredondilla, donde presentó el Plan de Restauración de la zona calcinada comprometiendo medidas de apoyo, durante al menos los próximos diez años, por una cantidad estimada en 25 millones de euros. 
Diez meses después de ese gravísimo fuego los vecinos de quince municipios de la Sierra de la Culebra, en Zamora, acaban de sufrir uno todavía mayor. Más de 30.000 hectáreas de arbolado quemadas, cientos de animales muertos y casas arrasadas, a pesar de los esfuerzos de los quinientos efectivos por apagar las llamas y controlar un incendio, que ha llevado a la ruina a la grandísima zona calcinada. Allí también acudieron, por separado, los presidentes Sánchez y Mañueco, prometiendo declarar zona catastrófica la Sierra de la Culebra y ayudas económicas a todos los afectados.
¿Cuántos cientos de millones de euros se han invertido sólo para apagar estos dos incendios? Bastantes más, seguro, que costaría el contar con brigadas y bomberos forestales todo el año. Además de intervenir en los posibles fuegos que se produzcan en los meses de más calor, se dedicarían a cuidar y limpiar los montes en las otras estaciones –así se hacía antes– para evitar que algunos de esos fuegos arrasen con ellos. Pero desde los despachos, como las cosas se ven de maneras fría y más distante de la realidad, se decide que únicamente los meses de julio, agosto y septiembre ha de estar activo este operativo de incendios pues, como dijo, hace un tiempo, el consejero de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, Suárez Quiñones, que mantenerlo todo el año «era absurdo y un despilfarro». Más despilfarro se comete así, pero poco les importa. El dinero no lo ponen ellos.
Diez meses del incendio en la Sierra de la Paramera y las ayudas prometidas por el presidente del Gobierno de España aún no se han recibido, continúan tramitándose. Las de la Junta llegan poco a poco. 
El pasado miércoles los bomberos forestales protestaban, ante las Cortes castellanas y leonesas, por sus malas condiciones laborales y la no buena gestión del Ejecutivo de Castilla y León en estos dos grandes incendios, exigiendo mejores medios y más personal para que las brigadas estén al 100 por 100 y así poder atajar desde el principio un fuego. A la vez, en el hemiciclo, se desarrollaba un Pleno, en el que la coalición PP-VOX rechazó la iniciativa del PSOE para hacer público el sistema antiincendios y mantenerlo activo todo el año.
Diez meses no suficientes para hacer la menor autocrítica –se aplauden así mismos– ni la «reflexión interna» anunciada por Mañueco, pero sí, desgraciadamente, para tropezar dos veces con la misma piedra.