La procesión del Corpus Christi recupera la calle

P.R.
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Había interés por volver a ver a la procesión con la custodia de Juan de Arfe y los niños de primera comunión, junto al resto de integrantes

La custodia sale de la Catedral - Foto: Isabel García

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Corpus Christi

La procesión del Corpus Christi recuperó  la calle y los niños de la primera comunición, después de en los dos años precendentes la pandemia impidió este tipo de celebraciones. Habían ganas de celebrar el Día del Señor y así se manifestó, primero en la solemne Eucaristía que presidió el obispo de la diócesis, José María Gil Tamayo, en la Catedral. Muchos fueron los fieles que se acercaron a la ceremonia y muchos los niños de que han tomado este año la primera comunión, que participaron en la misma. Hasta la Catedral se habían desplazado los pequeños junto a sus padres desde sus respectivas parroquias, donde se habían acercado por primera vez a este sacramento en las distintas fiestas que se organizaron en las diversas parroquias.

El obispo precisamente en su homilía tuvo unas palabras muy cariñosas hacia los más pequeños, convertidas en catequesis, en el la que explicó a los más pequeños el misterio de la presencia de Jesús entre nosotros a través de la Eucaristía. El prelado abulense invitó a los más pequeños a «rezar a Jesús» y  que «vayamos a verlo a la iglesia».

La misma invitación curso a los adultos. «La iglesia no es solo un lugar turístico. Es un lugar de culto», al que se debe acudir para continuar con la tradición de nuestros mayores, dijo el prelado. Comentó que además de ser el día del Corpus, se celebra también el Día de la Caridad. Habló de la importante labor que está desempeñando Cáritas, «la institución de la  Iglesia que ejerce la caridad». Recordó que un estudio de esta institución de la iglesia aportaba un dato preocupante:  el 8 por ciento de los abulenses ha tenido que echar mano de los diferentes programas de Cáritas. «En nuestro alrededor hay necesidades, aunque no la veamos. Porque en nuestro alrededor hay pobreza y desigualdad», que se ha incrementado con la crisis que estamos atravesando. Una crisis que afecta de una manera especial a los parados, a ancianos con «pensiones exiguas», a las personas que viven en soledad... Tuvo un recuerdo especial hacia el pueblo ucraniano y el sufrimiento que está pasando por la guerra. También saludó el obispo a  los peregrinos procedentes de la República Dominicana, que habían viajado hasta Ávila con motivo del año jubilar teresiano.

Después de la misa la procesión con la custodia de Juan de Arfe portando la sagrada forma, salió por las calles de Ávila acompañada de los niños de primera comunión de las distintas  parroquias de la ciudad, por las distintas cofradías y asociaciones  de la Diócesis. Acompañó la música del la banda de cornetas 'El Amarrao' y la banda de Música de Ávila.

Cuatro altares. El recorrido que siguió la procesión fue el tradicional, con una pequeña variación por las obras del Grande. Fueron cuatro los altares con los que se encontró. El primero de ellos en la calle San Segundo, por debajo de las escaleras, instalado por La Hermandad de Nazarenos Jesús Redentor ante Caifás y nuestra Señora de la Estrella. En el arco del Alcázar estaba el segundo, engalanado por la Archicofradía de Medinaceli. Un guiño al centenario de San Pedro de Alcántara. El tercero lo colocó el Patronato de la Santa Vera Cruz, que engalanó el paso de la Santa Cena. El último de los altares se situó en la trasera de San Juan, por la Hermandad de Nuestra Señora de la Esperanza, con las imágenes de San Juan y Santa Teresa.

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