Las lluvias caídas en abril reducen la campaña de cereza

Eduardo Cantalapiedra
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La recogida de las variedades más tempranas comenzó la semana pasada en el Bajo Tiétar, mientras que la del resto arrancará a mediados de este mes de junio

Las lluvias caídas en abril reducen la campaña de cereza - Foto: FERNANDO CHINARRO FUENTES

La campaña de recogida de la cereza en el Bajo Tiétar, que comenzó la semana pasada para las variedades más tempranas y que para el resto arrancará a mediados del presente mes de junio, no será tampoco este año buena. Y es que el frío, las lluvias y las heladas de finales de abril afectaron considerablemente a los árboles, que en ese momento se encontraban en plena floración, por lo que habrá poco género. Así lo confirma Juan Pablo García, gerente de la cooperativa Comapir, quien apunta que este año la campaña será «mala, porque ha quedado muy poca cereza».

Con todo, será en principio algo mejor que las campañas de los dos años anteriores, seguramente entre las peores de la historia, pues hubo muy poco del fruto que recoger. En esta ocasión tampoco la cantidad recogida podrá ser elevado porque «hay poco género». De hecho, «salvo en alguna zona muy puntual, mucha cantidad de fruto no se ve de momento», afirma García, quien confía, eso sí, en que su calidad sea alta. «Hasta que no llegue el momento no se sabe, aunque al haber poca cantidad, las cerezas deberían ser más gorditas y de mayor calidad», añade.

Y para conocer los precios de este año, todavía tendrán que esperar, pues son varios los factores que influyen, como la evolución de la crisis, la cantidad de cereza que haya y si el género tiene buena calidad, o que haya exportación en zonas como el Valle del Jerte o las comunidades de Aragón y Cataluña. «Si esas cerezas se pueden exportar porque están sanas, en el mercado nacional las cosas andarán algo mejor, pues al final es un producto que en la tienda es caro y quizás no tenga la salida que debería», indica García, quien explica que en el caso de la cooperativa de cerezas que une a las localidades de El Hornillo y Poyales del Hoyo, aunque algo de su producto se vende en fruterías de la zona, su mercado principal es el nacional, y más concretamente de la mitad de la península para arriba (Madrid, Valladolid, Murcia, Valencia, Galicia, Barcelona o el País Vasco).

A finales de mayo comenzaba la campaña de recogida en el Bajo Tiétar con las variedades más tempranas, especialmente la Burlat, una cereza más blanda cuya venta suele ser algo más difícil, porque ya se les ha pasado su momento. Y a mediados de junio se pondrán con las variedades de media campaña, las California, de hueso pequeño y mucha carne, cuya recogida se extiende durante la segunda quincena del presente mes, cuando se comienzan a recoger las variedades más tardías, entre las que destacan por su número en esta zona las Lapins y Ambrunés, de tamaño y productividad medios, firmes y de buen sabor, con las que se cerrará un año más la campaña.

Hace años eran otras las variedades que cultivaban en el Valle del Tiétar, pero que, como apunta el gerente de la cooperativa Comapir, fueron desapareciendo «porque el mercado iba demandando otras cosas, como un mayor tamaño». «Ahora lo que queda en la zona es algo de la Burlat, la temprana, que es una cereza muy buena de comer, pero algo blanda; las variedades California, que no tienen mal comer y andan mejor de tamaño y son más duras, y luego están las tipo Lapins, que comienzan a recogerse sobre el 15 de junio y que tienen buen comer, mucho tamaño, con y sin rabo, y que son de color burdeos, tirando a negras», explica.

Y si bien es la cooperativa Comapir, fundada en 1983 la que más productores de cereza agrupa en el Alto Tiétar, con alrededor de 100 socios de los cuales unos 40 siguen recogiendo este fruto, no es la única de la zona, pues en el anejo candeledano de El Raso se encuentra la cooperativa Capra Hispánica, puesta en marcha en 1988, con 15 socios dedicados a la cereza, que tienen previsto comenzar la campaña de recogida esta semana que ahora comienza.

Allí, según explica Cristina, una de las responsables de la cooperativa, este año no ha habido apenas cereza de la variedad temprana (Burlat), solo para consumo particular, debido a las últimas tormentas que cayeron, que afectaron al fruto. Y ahora es cuando comenzará la recogida de la variedad California, que a falta de confirmación, todo apunta a que será un poco más pequeña de lo que debería debido fundamentalmente a que tras las lluvias a las que hacíamos referencia antes, «no ha vuelto a caer ni una gota de agua», comenta.

Tanto en las zonas de El Hornillo y Poyales del Hoyo como en El Raso, son los dueños de los terrenos los que se encargan de su recolección, de forma manual, con un procedimiento artesanal que garantiza su buena calidad, para llevarlas después a la cooperativa, donde se ve si vienen bien seleccionadas y en unas condiciones óptimas, es decir, si cumplen los estándares de calidad. Si es así, la cooperativa se encargará de paletizarlas y de su comercialización.