Francisco I. Pérez de Pablo

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Francisco I. Pérez de Pablo


Ávila y su último tren

22/06/2021

De todos es conocido que Ávila tiene su gran déficit en las comunicaciones férreas. Desde hace años, más bien lustros, se viene luchando –poca fuerza y nulo éxito– por dotar a Ávila de una comunicación ferroviaria justa con los actuales tiempos y acorde con una historia ferroviaria ganada por Ávila a finales del s. XIX, y que hoy tiene perdida. Han ido pasando gobiernos y el tren se ha ido paulatinamente deteriorando. 
Hoy toca a quienes están y los que están –PSOE– son los únicos que en este momento pueden facilitar que Ávila se suba a su último tren. Perder este tren para Ávila supondrá desconectarla definitivamente de  las pautas de la nueva movilidad urbana y metropolitana, desatendiendo a los ciudadanos abulenses nativos y a los que pudieran serlos por residencia de un sistemas de transporte público eficiente y atractivo. 
Adif y Renfe van a ser los principales receptores, y en cantidad, de esos miles de millones de euros que van a ser destinados a las denominadas  cercanías. Ávila perdió el AVE, pero podría estar a tiempo –poco tiempo– para que esa mejora férrea lo sea por la implantación de cercanías en el ámbito de Madrid que como saben es un barrio abulense.  El Plan previsto (algo más  de 5.000 millones –450 destinados a la mejora de infraestructuras–) por los operadores públicos parte de la siguiente premisa: el área metropolitana de Madrid, de acuerdo con el ámbito geográfico definido por el Consorcio Regional de Transportes de Madrid, está constituida por 270 municipios, incluyendo Madrid, Toledo y Guadalajara (capitales). 
¿Qué tiene Ávila para no ser incluida? ¿Debería incluirse a Ávila en el Consorcio de Madrid? Preguntas que nadie ha sabido dar respuestas ni positiva, ni negativa. El Plan considera que la movilidad está directamente ligada a la población y sus características, y el área metropolitana de Madrid ha experimentado un crecimiento generalizado. La respuesta por tanto de que Ávila no esté hay que radicarla en la escasa población, pero esa escasez debiera ser el motivo para potenciar las políticas poblaciones que tanto llenan la boca de los dirigentes. 
Cercanías, velocidades y número de circulaciones llevarían a Ávila a ese deseado umbral entre 80.000 y 100.000 hb. Las cercanías de Ávila  permitirían aplicar en favor de Madrid medidas disuasorias del uso del vehículo privado en beneficio del transporte colectivo. Cuestiones técnicas para traer los cercanías a Ávila los ha habido y los hay,  pero todo progreso exige superar esos obstáculos y ahora hay tecnología y dinero.
 El Plan de Cercanías con los millones de euros que vienen de Europa –aprobados– prevé inversiones para la mejora de la fiabilidad y capacidad en tramos  congestionados. Entre otros cuadruplicar la  vía entre Villalba de Guadarrama y Pinar de Las Rozas, la vía abulense. Resolver el embudo es la oportunidad para dar la solución al tren de Ávila. Para que eso sea una realidad se necesita voluntad, compromiso y decisión política.Esto es lo que más falta. 
La inmensa pasta de los Fondos europeos Covid van a ser la última oportunidad para  que Ávila se pueda enganchar al tren. Me asombra, pero no me extraña, que las autoridades abulenses estén tan mudas y taciturnas, distantes más bien de un tema y una solución imperiosa para el impulso principalmente de la Capital abulense, de su economía, de su cultura y su patrimonio. Sobran fotos y propaganda. Falta más política y mejor gestión pública productiva.