Homenaje a Vasco de Quiroga y a su tierra de acogida

P.R.
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Por segundo año el ayuntamiento madrigaleño instala este tipo de manifestaciones tradicionales mexicanas de los territorios en los que vivió Tata Vasco

Elena González y la mexicana Flor Vega, dos de las jóvenes que han montado el Altar. - Foto: Ayuntamiento de Madrigal de las Altas Torres

El Ayuntamiento de Madrigal de las Altas Torres ha instalado un altar del Día de los Muertos, como homenaje a Vasco de Quiroga y su tierra de acogida, México. Instalado por un grupo de jóvenes mexicano y españoles, amantes de las tradiciones ancestrales y comprometidos  con la cultura y hermandad de nuestros pueblos. Es la segunda vez que el ayuntamiento ha realizado esta instalación que representa una de las tradiciones más arraigadas en México y que se celebran precisamente en estos días. El altar se ha situado en las inmediaciones de la Oficina de Turismo de esta histórica villa abulense.

 El altar del Día de los Muertos es un elemento fundamental en el conjunto de tradiciones mexicanas en esta celebración. Consiste en instalar altares domésticos en honor de los muertos de la familia. En estos lugares se donde se ofrece como ofrenda alimentos, velas, flores y objetos de uso cotidiano del difunto. 

El altar de Día de Muertos está compuesto por elementos básicos cuyo valioso significado lo ha convertido en una de las partes más importantes de la celebración de la fiesta de los muertos. Ésta se lleva a cabo gracias a que, según se cree, las ánimas regresan a disfrutar los platillos, a probar la fruta y la comida. De esta forma, vivos y muertos se reencuentran en una dimensión que les permite convivir. Así vivos y muertos se reencuentran en una dimensión que les permite convivir.

 En el caso de la de Madrigal, el altar de este año se ha instalado con cuatro niveles. Se ha  colocado agua, sal, frijoles (alubias locales) pescados de mimbre, en representación de la Rivera de lago de Pátzcuaro. Una botella de tequila y una Cruz como símbolo cristiano de las órdenes religiosas… Guitarra por el municipio de Paracho. Velas, calaveras y flores anaranjadas como semejanza a las tradicionales cempasúchil, naranja, que significa vida. Dos calaveras, que representan la burla a la muerte. Y unos esqueletos que están tocando música que son piezas del museo. Así como dos jarrones, uno de cobre de Santa Clara del Cobre y otro de barro de Tzintzuntzan. El cuadro de Tata Vasco y el sombrero y también el rebozo son todo piezas  también del Museo de Madrigal. La sal se pone en un cuenco y en otro agua para saciar la sed de las almas en su camino del mictlán a la tierra.

El sincretismo entre las costumbres españolas e indígenas originó lo que es hoy la fiesta del Día de Muertos. Al ser México un país pluricultural y pluriétnico, tal celebración no tiene un carácter homogéneo, sino que va añadiendo diferentes significados y evocaciones según el pueblo indígena o grupo social que la practique, construyendo así, más que una festividad cristiana, una celebración que es resultado de la mezcla de la cultura prehispánica con la religión católica, por lo que el pueblo mexicano ha logrado mantener vivas sus antiguas tradiciones.

La fiesta de Día de Muertos se realiza el 31 de octubre y el 1 y 2 de noviembre, días señalados por la Iglesia católica para celebrar la memoria de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos. La esencia más pura de estas fiestas se observa en las comunidades indígenas y rurales, donde se tiene la creencia de que las ánimas de los difuntos regresan esas noches para disfrutar los platillos y flores que sus parientes les ofrecen.