Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


140

05/01/2023

El juego de contrapesos en que se ha convertido la política española alcanza este año su cénit con las municipales y autonómicas donde se van a medir todos los patrones y a dirimir quién de los dos, Sánchez o Feijoo, pasarán a la siguiente casilla en estado de buena esperanza.
No es que sea especialmente reconfortante que el gobierno de España dependa de que Cataluña consiga tener presupuestos ni que el destino del Ministerio de Hacienda en que recae la estrategia de financiación del Tesoro del Reino de España penda del hilo de una estrategia tendente a gobernar la Comunidad de Madrid, pero ya que hemos decidido en España que el político sea el mayor espectáculo del mundo, pues vamos a divertirnos.
Ya veremos si finalmente la economía se mueve o no a cámara lenta, uno de los factores que más van a influir, y si el mordisco de la hipoteca sobe la economía doméstica las hará sangrar o no. Por ahora, sin embargo, la Navidad termina muy animada, con ambientazo en todas partes y calma en los mostradores.
Veremos, pues, si hay o no cuesta de enero y de febrero o de marzo, porque por lo demás ya se sabe que hay un ganador (o varios) antes de empezar: los partidos pequeños, los bisagras, ésos que aunque pierdan ganan, ésos que aunque pidan el oro y el moro siempre se salen con la suya, ésos que acaban resultando caros porque para contar con ellos hay que dar cierto acomodo al capricho.
140 escaños: ese es el objetivo final de los dos grandes partidos, el Rubicón que ambos quieren pasar bajo la contabilidad de la ley electoral: siempre que hay elecciones, el resultado está condicionado por esa manera peculiar que tenemos en España se fabricar mayorías, siempre sumando uno más uno, nunca ponderando votos a tenor de la mayoría. Y los nacionalismos, operando en interés propio frente al bien común estatal haciendo uso para ello de la palanca identitaria. El año nace con un pecado original: elecciones a gogó al principio y al final. Todo el tiempo lo pasaremos practicando la penitencia.