Editorial

Un debate electoral decisivo que sigue dejando todo abierto

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Había mucha expectación ante el debate organizado por Castilla y León Televisión entre los tres candidatos a presidir la Junta de Castilla y León con grupo parlamentario propio. Las especiales características de la campaña, demasiado centrada en polémicas nacionales, hacía imprescindible bajar al terreno de los problemas que sufre esta tierra y de las soluciones que cada partido aporta. Pero a pesar de la importancia de los temas que se abordaron: sanidad, asistencia social, economía e infraestructuras, lo más interesante a cuatro días de las elecciones vino al final, cuando se trataron los posibles pactos que se pueden producir después del 13F. Porque si algo parece claro, a tenor de lo que señalan todas las encuestas, es que ningún partido alcanzará mayoría absoluta, lo que obligará a buscar estabilidad en un escenario parlamentario previsiblemente más fragmentado aún que el actual. Las posibilidades de un acuerdo entre PP y Vox centraron esa última parte, sin que la pinza entre Francisco Igea y Luis Tudanca lograra sacar a un Alfonso Fernández Mañueco mucho más aplomado que en el debate anterior la hoja de ruta que seguirá a partir del domingo si la aritmética le acompaña. 

 Lo más positivo del debate fue, sin duda, que cada uno de los candidatos mostró a las claras cuáles serán los ejes de su acción de Gobierno si logran el respaldo de una mayoría de los votantes. Tras más de hora y media de confrontación dialéctica, siempre dentro de una corrección que no se aprecia en otros territorios, resulta bastante improbable que alguien cambiara el sentido de su voto por lo que allí se escuchó, ya que ninguno de los tres se separó ni un milímetro de lo que ha venido proclamando durante toda la campaña. La duda estriba en saber si sirvió para que decantara el sentido de su papeleta el alto porcentaje de indecisos que también coinciden en señalar todos los sondeos. 

Utilizando terminología pugilística, Mañueco fue el vencedor a los puntos, pues ni los también solventes Igea (centrado en el, a su juicio, deshonesto adelanto electoral) y Tudanca (que apeló machaconamente a la necesidad de cambio tras 35 años de gobiernos populares) pudieron sacarle de su papel de presidente, y eso en un debate electoral siempre da ventaja a quien se presenta a revalidar el cargo. También salió ganando CyLTV, que demostró ser capaz de organizar un debate del más alto nivel. Con una cuidada realización y un adecuado diseño de la escenografía, la cadena autonómica borró con profesionalidad todas las insinuaciones efectuadas en las semanas previas. Y por último, ganaron los electores, que han tenido una nueva posibilidad de confrontar propuestas y de analizar mensajes de cara a la definitiva cita del domingo.