Francisco I. Pérez de Pablo

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Francisco I. Pérez de Pablo


Ávila y sus cinco universidades

01/11/2022

Ávila del Rey, de los Leales y de los Caballeros; Ávila ciudad Patrimonio de la Humanidad; Ávila de cantos y santos; Ávila del Chuletón. De esas y alguna otra manera es conocida la capital más alta sobre el nivel del mar y, por qué no, Ávila ciudad de universidades y universitaria.
Sexta capital de las provincias españolas con menor población, desde hace algunas semanas cuenta con cinco centros universitarios. Tres públicos (Universidad de Salamanca –USAL–; UNED y la recién inaugurada Universidad de la Policía ––adscrita a la USAL–) y dos privados (Universidad Católica Santa Teresa –UCAV– y la Universidad de la Mística –CITeS–). La Mística no otorga como las otras títulos académicos de diversas disciplinas, pero es universidad para el conocimiento y el humanismo. Podría tenerse una sexta universidad si los dominicos (Real Monasterio de Santo Tomas) mantuvieran activa la universidad creada en el s. XV entre sus muros y de la que queda algún recreado vestigio (aula magna donde se licenciaría Jovellanos).
Dejando al margen el número, vengo manteniendo desde que tengo conciencia crítica (tantos años al menos como los que han pasado desde que la Escuela de Medicina de la USAL en Ávila fuera cerrada sin explicación creíble alguna) que la capital abulense tiene todo lo necesario para ser ciudad universitaria o, lo que es lo mismo, de vida y comunidad universitaria de nacionales y extranjeros. Esta y no otra debe convertirse en su más destacada industria.
Cómoda, tranquila, segura, asequible, cercana, accesible y bonita son algunas de las potencialidades de la capital abulense. Nunca hará sombra a los grandes centros universitarios entre otras cuestiones porque llega a este escenario demasiados siglos tarde, pero en el contexto del actual Ávila ya no es mera espectadora. Debería aspirar a que sus universidades poblaran cada año académico las calles empedradas, plazas, bares y tabernas de una ciudad acogedora a pesar de formar parte de la denominada España vaciada. 
Hasta la fecha los presupuestos públicos han confiado poco en las potencialidades de ese Ávila universitaria hasta el punto de verse excesivamente relegada tanto en las decisiones políticas, como en las determinaciones académicas de las universidades públicas de la región y en particular la del centro del saber salmantino (excesivamente avariento durante lustros con Ávila llegando incluso a conseguir abortar en 2017 el convenio previsto para que su centro hospitalario acogiera alumnos en prácticas de universidades privadas madrileñas). Sea como fuere hay una senda abierta.
 Hace algunos días el Rey de España –visita fugaz– inauguraba la Universidad de la Policía (cuya dimensión para las aspiraciones abulenses está aún por ver). Un día después la Universidad Católica celebró la apertura de un nuevo curso académico con claras expectativas de crecimiento en todos los aspectos. La concesión de los estudios de Farmacia a los que aspira culminaría un primer cuarto de siglo de existencia y compromiso demostrado con Ávila. En palabras de su Rectora, de servicio a Ávila y a su sociedad. Días más tarde la USAL aprobaba un nuevo grado, tres masters y un programa de doctorado para un campus abulense, hasta ahora, infrautilizado. 
Queda todo un camino –intrincado– que merece la pena seguir recorriendo de común acuerdo toda la comunidad universitaria, el poder político y la sociedad civil. Universit?s magistr?rum et schol?rium.