Julio Collado

Sostiene Pereira

Julio Collado


Lo que enseñan las hormigas

14/06/2021

Sostiene Pereira que, hace unos días, paseaba con su nieto que iba enfrascado en explicarle cómo estaba montando un escenario de música virtual. Con entusiasmo, le describía los diferentes paneles, las máquinas de humo, los ascensores que se elevan sobre el escenario o se esconden bajo la tarima, las luces giratorias, los rayos láser y otros artilugios. Pereira le escuchaba con atención más por su emoción narrativa que por imaginar el fantástico escenario. De pronto, algo le llamó la atención, dejó la narración, le agarró del brazo y le obligó a parar. Junto a sus pies, una patata frita se movía como por arte de magia. No era magia, sino que la movían unas pequeñas hormigas invisibles a primera vista porque sus diminutos cuerpos se ocultaban entre los recodos de la «sábana patatil». Ambos se quedaron quietos durante un buen rato observando el hábil trabajo de las cinco hormigas que componían la cuadrilla. Y de pronto, una pregunta flotó en el aire: ¿Cómo se pondrán de acuerdo para poder acarrear una plancha tan grande? Como no sabían preguntar a las hormigas, la respuesta quedó en el aire y dejaron a las obreras en su tarea mientras ellos buscaban el hormiguero al que se encaminaban. Les quedaban todavía unos cinco metros, el sol se iba poniendo y amenazaba tormenta. Era hora de volver a casa y de seguir contando peripecias sobre el escenario virtual. 
Cuando Pereira se quedó solo, le dio por pensar en la escena de las hormigas y siguió haciéndose preguntas:¿En qué escuela les habrán enseñado que colaborar da mejores resultados   que competir por llevarse el gato al agua? Deberían ir a ella muchos políticos y muchas gentes que piensan que pactar y colaborar es de acomplejados. ¿Necesitarán el aplauso de las compañeras del hormiguero para hacer su tarea? ¿Esperarán que alguien les haga una foto para inmortalizar su esfuerzo? ¿Se pelearán por demostrar quién encontró la comida? ¿Exigirá ésta alguna recompensa por la fortuna del hallazgo? Preguntas y más preguntas que le venían a la mente mientras pensaba en algunas de las actuaciones humanas más cotidianas y en las actuaciones públicas de los gobernantes. Recordó la eterna polémica sobre qué es mejor competir o colaborar; trabajar calladamente o vocear a los cuatro vientos cada buena acción; participar en una carrera o llegar el primero; ayudar al compañero de clase o sacar un diez; ascender en la escala social pisando cabezas o ayudar al caído; ir a la moda o ser austero; y así se entretuvo recorriendo lo que pasa en la sociedad y lo que enseñan las hormigas de la anécdota.  
Algunas noticias de estos días, le mostraban a las claras cómo el comportamiento humano va en dirección contraria a lo que dicta el sentido común. ¿Acaso las hormigas podrían haber llevado hasta el hormiguero la comida que acarreaban si no hubieran colaborado entre ellas o se hubieran dedicado a perder el tiempo llamando la atención sobre su hazaña y convocando a los demás animales a verla? Está claro que no. Pues, en la vida pública, sucede lo contrario. Se abandona lo importante por lo accesorio si es más llamativo. Algunos ejemplos de estos días: Mientras el Gobierno de Ayuntamiento abulense no es capaz de ponerse de acuerdo para nada con la Oposición y mantiene en lamentable estado las calles, las aceras y los jardines, el señor Alcalde con algunos de los «suyos» se fotografía en el camino rural de Sonsoles, recién arreglado con zahorra; mientras cierra la guardería que regentaba CONFAE dejando en la calle a 61 niños el próximo curso y se externaliza el servicio de lavandería del Hospital despidiendo personal, el Ayuntamiento y la Junta se dedican a hacer mociones contra los «indultos», porque rascan más votos que la educación infantil y el servicio público sanitario; mientras la piscina de la Ciudad deportiva no da señales de vida y el problema de la traída de aguas hace «aguas», es mucho más fotogénico el poner una plaquita, con foto incluida, al «Héroe del monopatín» o hacer Hijo adoptivo de Ávila a un futbolista.  
Menos mal que el programa Ávila contigo, coordinado por los Servicios Sociales municipales, que trata de amortiguar la soledad de los «mayores» se hace bien, sin bombo y sin platillos. Estos se quedan para el violento espectáculo, ¡hasta para niños!, de la corrida de rejones.  
En fin, la naturaleza se ofrece gratuitamente para enseñar cómo la vanidad  y el individualismo van contra la vida mientras la colaboración va a su favor. Dos hechos lo avalan: la colaboración logrado descubrir vacunas anticovid en tiempo récord y podrá ha poner coto a los paraísos fiscales para que las multinacionales y los ricos paguen sus pertinentes impuestos.