Lorenzo Fernández

Aula de papel

Lorenzo Fernández


La mujer madre

20/06/2022

No es novedad que la tasa de fecundidad en España es de las más bajas de Europa, con una media de 1,3 hijos por mujer, según datos de 2019. Y tampoco que la edad media de la mujer española cuando nace su primer hijo es de las más altas del continente, en torno a los 31 años. Ni que, de toda la Unión Europea, el nuestro sea uno de los países con mayor proporción de mujeres sin descendencia (un 19 por ciento de las mayores de 45 años). Sin embargo, las españolas continúan afirmando querer tener dos o más hijos.
Hay, pues, una clara brecha entre lo deseado y lo verdaderamente logrado. ¿Por qué así?  Este es el punto de partida del informe al respecto promovido por el Observatorio social de la Fundación La Caixa y que lleva por título «Por qué las mujeres no tienen todos los hijos que dicen querer tener».
«Parece que para la sociedad todo esto no es un problema, pero lo es y va a más», asegura la socióloga Mariona Lozano, del Centro de estudios demográficos de la Universidad de Barcelona, que es autora del estudio junto a la investigadora de la prestigiosa Universidad  norteamericana de Princeton, Alicia Adeserà.  
A juicio de ambas, la falta de apoyo para conciliar vida familiar y profesional, el retraso en formar una pareja estable y la inestabilidad laboral, son las causas de esta preocupante realidad. Según el estudio, las condiciones económicas destacan especialmente  cuando se pregunta a las mujeres cuál es la principal razón por la que no han satisfecho sus planes de fecundidad.
Como se pone de relieve en el documento que comentamos, hace 30/40 años mejoraron las condiciones socioeconómicas y cambió la óptica sobre el hecho de tener hijos. En esos años, la mujer cambió su rol y entró de manera masiva en el  mercado laboral, algo que, sin embargo, no fue acompañado con similar intensidad por la entrada del hombre en el hogar. 
«Los hombres –se subraya– no han acabado de asumir su corresponsabilidad en las tareas de cuidado"h. De hecho, las encuestas sobre el uso del tiempo confirman lo que en nuestro entorno social se observa: que son las mujeres quienes llevan el mayor peso a la hora de gestionar la casa y los hijos, sobre todo cuando son más pequeños.
En cuanto a la responsabilidad de las empresas, la socióloga Lozano reconoce que hay muchas que ofrecen todo tipo de posibilidades para que sus empleados puedan conciliar vida familiar y laboral, pero –dice– «llegan donde llegan». En este ámbito, estima necesario modificar los horarios de trabajo. ¿Qué familia –se pregunta– puede permitirse que los padres hayan de parar una hora o más para comer, retrasando así los tiempos de los cuidados en casa? Nuestros horarios son poco racionales, concluye.
A esto se añade la precariedad del mercado laboral, los bajos salarios y la temporalidad, lo que hace que «para muchas mujeres el tener un hijo suponga toda una carrera de obstáculos». Para ilustrarlo, la socióloga menciona otro estudio de La Caixa: los investigadores respondieron de manera autónoma a diferentes ofertas de trabajo con el mismo currículo, pero cambiando los nombres. Y ante las mismas condiciones se prefirió siempre al varón. Y es que a la mujer se le ha colgado el estereotipo de que en algún momento podría quedar embarazada, se da por probable que se va a ausentar en mayor medida y se concluye que va a ser una trabajadora menos productiva.
Por otra parte hay que tener en cuenta que si antes bastaba con un solo sueldo para mantener a una familia, ahora son necesarias las parejas de doble ingreso para sacar a la familia adelante. Tienen que trabajar los dos. Si no, es imposible. Y tampoco es justo que las mujeres tengan que renunciar a todo aquello para lo que han estado formándose durante años.
¿Por dónde, pues, empezar para mejorar la situación? Las investigadoras apuestan por mejorar la vida laboral: empleos, sueldos y horarios. Los demás temas se irían resolviendo en efecto dominó.