Pablo Serrano

CARTA DEL DIRECTOR

Pablo Serrano


Candidatos

06/11/2022

Si no fuera porque tiene unas consecuencias extraordinarias, esto de la elección de candidatos es como de coña. Con el paso del tiempo a uno le da tiempo a visionar con cierta perspectiva algunas cuestiones, decisiones y discusiones política alrededor de la elección de candidatos. Por no irnos muy allá, si lo circunscribimos al tiempo transcurrido desde mediados de 2007, son seis elecciones generales, tres municipales, cuatro autonómicas y otras tres europeas, cada una de ella con su lista de candidatos. En total 16 comicios vistos desde la privilegiada atalaya del periodismo, cada uno de ellos con un sinfín de candidatos (eso sí, sólo uno tutelando), multiplicados por partidos. Algunos partidos, buena parte, no se piensen, ya extinguidos. Qué vida más breve da esto de la política, y cuánto se quiere alargar en algunas circunstancias.

Hace unas semanas me llamó por teléfono un ex político con quien perdí el trato después de que dejara la primera línea, y que ahora está muy centrado en su trabajo; pasados otros días, me encontré a otro aún más mayor haciendo deporte, y, de vez en cuando, me doy de bruces con algún otro que pasea tranquilamente con cierto gesto de reflexión, pero desde la barrera. Es una demostración más de que la vida sigue más allá de la política, a la que alguno se aferra anhelando una falsa perpetuidad.

Cuántas veces un líder ha preguntado: "¿Qué te parece el candidato?". Y te quedas con la sensación de no querer defraudar expectativas, pero desde el convencimiento de que no escucha la realidad, sino su propia y tergiversada realidad. Esto de la política, y también me he dado cuenta de ello después de todo este tiempo, cierra la mirada de forma estratosférica, incluso a quienes destacaban por tener una apertura de miras admirable.

Pero volviendo a la elección de candidatos, digo que ahora resulta de chiste todo lo que da que hablar, pero es preocupante el peso que ha ganado el populismo frente a la templanza, sabiduría y saber estar. Y añado la experiencia, importante en estos tiempos. Digo yo que, si cuesta designar un candidato para liderar una lista municipal, será síntoma de que las cosas no están nada claras, porque un candidato tiene que emerger para ganar, o al menos para dar juego en el partido, sorprendiendo al rival. Si la elección te deja incrédulo, es que no es la mejor decisión. Y que, si se daba por hecho, ni se quiere jugar a la sorpresa ni hay banquillo para el necesario (antes o después) relevo. Y hablo de todas las listas municipales, de ciudades o pueblos, más o menos grandes, más o menos pequeños.

La elección de un candidato para liderar una lista municipal, por lo tanto, un opositor a alcalde o alcaldesa ha de ir necesariamente de forma paralela a un programa, porque todos los ciudadanos tenemos derecho a saber en qué tipo de ciudad o pueblo se va a seguir prosperando, y cómo se va a ejecutar. Y no me refiero al tradicional programa electoral que proponía tantas infraestructuras, o tantas farolas led, por cierto, en desuso y demacrado por la incapacidad de llevarlos a ejecución. Me refiero al concepto de ciudad, pero obviamente, que sea comprensible para el elector. Prometer un diseño de ciudad y cumplirlo, eso sí que es un aval y una garantía de continuidad. Lo demás, trompicones. Como la elección de candidatos a la que estamos peligrosamente acostumbrándonos. Y luego, nos llevamos las manos a la cabeza.