Un regreso a la ciudad que les unió

E.Carretero
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Joseph Ballesteros y Elisa Marín, ambos colombianos pero criados en Costa Rica, se conocieron en el Cites en 2016 y en Ávila se hicieron novios. Cinco años después, y ya con sus dos hijos, han regresado, de momento, por un año

Un regreso a la ciudad que les unió - Foto: David Castro

Chico conoce a chica. Chica conoce a chico. Se hacen novios, se casan y tienen hijos. La historia de Joseph Ballesteros y Elisa Marín bien podría ser la de cualquier pareja si no fuera porque su caso está lleno de casualidades y prácticamente todas les llevan a Ávila. Los dos nacieron en Colombia, pero se criaron en Costa Rica, y pese a esas vidas parelelas se conocieron en la capital abulense, a donde viajaron por separado en 2016 para participar en el encuentro internacional de jóvenes que se celebró en el Universidad de la Mística. Ese encuentro casual, a 8.500 kilómetros de su casa, cambió su vida. De hecho, cuentan, a Costa Rica regresaron ya «ennoviados». Unos meses después regresaron al Cites, ya juntos, para realizar el Máster de Mística y Ciencias Humanas y al año siguiente se casaron en Costa Rica, acompañados de familiares y amigos y en una ceremonia en la que no pudieron olvidar que Ávila había sido el lugar que les unió. Un año después nació su hijo Simón y hace nueve meses la pequeña Alma.

Aunque desde siempre Ávila ha ocupado un lugar preferente en sus vidas y han sentido que regresarían de nuevo, fue durante la pandemia y durante los meses de confinamiento cuando la idea de regresar a la tierra de Santa Teresa y Juan de la Cruz fue tomando forma en su cabeza. A ello contribuyó que el trabajo de Joseph, psicólogo de profesión, se adaptara a la nueva situación y empezara a desarrollarse de forma on line. Elisa, arquitecta, ya trabajaba desde casa antes de que el covid irrumpiera en nuestras vidas. «La pandemia fue transformadora», reconocen para contar cómo decidieron que ése era el momento de regresar a Ávila, ahora ya siendo cuatro y con la idea de terminar el máster que empezaron a cursar en 2016. También con la de vivir una experiencia diferente en un país diferente y en una ciudad que para ellos es muy especial por ser la tierra de Teresa y Juan de la Cruz. 

A Ávila llegaron el 26 de septiembre y cuatro días después celebraban en el Cites su cuarto aniversario de boda. En la Universidad de la Mística, donde se conocieron, ha vivido esta familia costarricense durante su primer mes en Ávila. «Los niños son los consentidos de los frailes, de las hermanas…», dice Joseph al hablar de la que hasta ahora ha sido su casa y que en parte, aunque ya hayan encontrado un piso en el que establecerse, lo seguirá siendo durante el año que tienen previsto estar aquí. «El faro son los niños y la inspiración divina que nos va guiando en nuestros procesos de desarrollo tanto personal como en nuestros trabajos», dicen al hablar del tiempo que permanecerán en Ávila. 

Durante esta estancia en nuestra ciudad compatibilizarán sus respectivos trabajos con el cuidado de los niños y con los estudios en el Cites. De hecho, su idea es realizar durante su estancia en Ávila las tesinas. Y es que su experiencia nada tiene que ver con un año sabático. Pese a todo reconocen que los ritmos y el estilo de vida de Ávila, mucho más tranquilo que en Costa Rica, ya son una ganancia. «La experiencia está siendo muy bonita», aseguran.