Lorenzo Fernández

Aula de papel

Lorenzo Fernández


La joven «nueva política»

11/04/2022

Se ha hecho vieja mucho antes de tiempo. 
Las primeras aproximaciones de Moncloa/Ferraz al nuevo jefe de la oposición, Núñez Feijóo, y a su equipo no han podido ser más destempladas. De entrada, sacó a la palestra a su agresivo dóberman político particular; es decir a la pobre Adriana Lastra, que mucho habrá de resetearse para estar mínimamente a la altura de la nueva dinámica parlamentaria que se ha puesto en marcha. Diga lo que diga la prócer asturiana, el cascabel no seguirá sonando igual.
Tampoco fueron muy esperanzadoras de un cambio o reconsideración de talante unas declaraciones tanto del ministro Bolaños como del portavoz socialista Felipe Sicilia, en las que uno y otro han exigido al nuevo PP un seguimiento acrítico de las posiciones políticas oficiales. 
Con todo, con cierta diligencia Sánchez recibió el jueves a Feijóo, que no va a ser un rival fácil y al que no podrá ningunear ni acosar alevosamente como hizo con Pablo Casado. Aunque tarde, al menos el presidente le dejó por escrito un papel, con los acuerdos que pretende: un total de once, de toda clase y enjundia. Doce imperativas páginas. Y un poco de batiburrillo, con la renovación del CGPJ, cuyo control le obsesiona y urge, como primer punto y con ausencia total de cuestiones económicas. No obstante, el presidente deja abierta –relativa novedad- la posibilidad de estudiar la reforma del sistema de elección del Consejo, a lo que hasta ahora se ha venido resistiendo. Veremos si este aparente propósito de la enmienda es sincero. Porque el personaje y acólitos no son de fiar.
En su carrera hacia Génova, el hasta ahora exitoso presidente de la Xunta de Galicia arrancó  tarde –a la segunda- y lo ha hecho  en el peor momento, con un país que se tambalea, víctima de los despropósitos gubernamentales, de crisis internacionales varias y de las repercusiones de la guerra de Ucrania. De su éxito en el manejo de esta endemoniada coyuntura, dependerá que Feijóo acometa cuando toque la segunda etapa: Moncloa. Toda una etapa reina.
Huelga decir que se ha iniciado así un tiempo político distinto, caracterizado no sólo por la entrada en escena de nuevos e importantes actores, sino también por el fracaso de la que se ha venido dando en llamar "nueva política". Y lo digo porque de las cinco principales cabezas de cartel en las generales de noviembre de 2019, en tan sólo dos años y medio tres de aquellas jóvenes promesas han desaparecido del escenario. 
Albert Rivera (Ciudadanos) fue el primero; después Pablo Iglesias (Podemos) y hace unos días Pablo Casado (Partido Popular). De aquel quinteto sólo quedan en liza Santiago Abascal (Vox) y Pedro Sánchez (Partido Socialista). Como bien se ha escrito,  la "nueva política" se ha hecho vieja antes de tiempo y se está convirtiendo en una auténtica trituradora de dirigentes. 
Valgan para corroborarlo otros ejemplos: los seis fundadores de Podemos que compusieron la célebre foto de la asamblea de Vista Alegre (octubre 2014) han abandonado ya el partido. E Inés Arrimadas no termina de reconstituirse tras sus muy sonadas derrotas. 
 Con su álbum y su canción, allá por los finales de los años setenta uno de los pioneros del rock español, el aún inolvidable Miguel Ríos, dejó inmortalizado aquello de que los viejos rockeros nunca mueren. Así es, pero cierto resulta también que los jóvenes se han apagado. Y no necesariamente porque hayan sido tempraneros en edad. Felipe González llegó a presidente a los 40 y ahí estuvo catorce años. Y Aznar, un poco lo mismo: se instaló en Moncloa con 43 y lo dejó voluntariamente con 51. Traían muy otros bagajes a sus espaldas. Permítanseme a modo de paréntesis final un par de preguntas que no me resisto a dejar en el tintero: ¿acometerá Feijóo la imprescindible batalla cultural e ideológica que su antecesor y amigo Rajoy no se atrevió ni a plantear; se atreverá a desmontar el imperio ideológico de la izquierda? Ahí lo dejo.