Ricardo Guerra Sancho

Desde mi torre mudéjar

Ricardo Guerra Sancho


Mis vecinas las cigüeñas

15/03/2023

Tengo que reconocer que tengo una especial debilidad por las cigüeñas, que en nuestra ciudad tienen un punto de abundante anidamiento, y que puntuales a las fechas vuelven a ocupar sus nidos, poco más o menos, porque manda el clima y su propio instinto.
Tenemos un rosario de torres, nuestras torres mudéjares que coronan el caserío de esta ciudad castellana, son un verdadero reclamo para visitantes, y vistas desde la distancia son como una corona de su caserío.
Con su cara y su cruz, porque, amante del patrimonio, también sufro cuando se producen daños en los tejados de las iglesias, un valor importante de nuestro monumental Conjunto Histórico Artístico. En alguna ocasión, con la caída de algún nido, el desperfecto en tejados es grave y costoso. En el día a día, los palos y restos que caen encima de estos tejados rompen las tejas y producen humedades. Tengo que reconocer que es muy difícil conjugar ambas pasiones y a ratos predomina una sobre otra..
Pero en esta ocasión no quiero tratar de este aspecto negativo, sino todo lo contrario, del gozo de estos días pasados cuando han puesto una nueva cámara en nuestra perla de las torres arevalenses, que no es otra que la majestuosa torre de Santa María la Mayor del Castillo, largo título para un edificio coqueto y pequeño de tamaño, que se diría que es poco edificio para tan gran torre, la más alta de las torres arevalenses, al decir de los técnicos.
Ya hace años se montó una cámara que podía enfocar a dos de los nidos de esta torre y mandaba las imágenes del ciclo vital de las zancudas a todo el mundo. Una experiencia preciosa que llegó a tener una audiencia inusitada. Nuestras cigüeñas eran conocidas en todo el mundo y se les seguía en su vida diaria, en la puesta de los huevos y su incubación, en los primeros momentos y días de vida de los cigoñinos, en su cría y rápida evolución… en fin, todo un espectáculo que podíamos seguir desde nuestros ordenadores. Pero también desde las pantallas del Centro de la Naturaleza, que incluso se podía mover en el acto. Todas imágenes en tiempo real. 
Pero la cámara empezó a dar muestras de cansancio y desgaste, y el mantenimiento además de caro, es difícil por la situación de la cámara, que cada vez que había que subir, era un ejercicio de escalada para no tener vértigos, por la altura de la torre y los nidos.
Este año llegaron las zancudas muy a tiempo, como dice el refrán castellano, «por San Blas, la cigüeña verás…» y pronto llamaron nuestra atención al ver como toman posesión de «su» nido, porque son posesivas y tienen sentido de la propiedad, de cómo primero llega una de ellas y después se le suma la otra, que son parejas estables y de por vida. Y cómo ambas se afanan en restaurar y adecuar el nido para la cría.
Yo las tengo casi encima de mi balcón y paso buenos ratos observándolas. Son como unas vecinas que te dan conversación, aunque sea un monólogo, que las observo en sus movimientos rutinarios, las sorprendo en algún momento de ternura amorosa de pareja, increíble, incluso las sorprendo en el acto de la vida, copulando… 
Poco después se comenzó la instalación de esta nueva cámara de 4K de Directo Natura, con una gran calidad, parece real y en tres dimensiones, con el magnífico fondo de la Plaza de la Villa y las «Torres Gemelas» de San Martín, una visión extraordinaria y espectacular.
Pero… siempre viene alguien que lo fastidia… en los últimos días estamos más que pendientes de este nido, el de la cámara, y preocupados porque apenas hemos comenzado a gozar de estas imágenes, ha aparecido una «okupa» que está dando guerra a la parejita titular del nido. Bueno más que okupa la podríamos llamar «la ladrona», porque está molestando y llevándose palos a otro sitio. Yo he visto una pelea por mantener su nido… al propio tiempo, las imágenes en directo se han empobrecido, las cigüeñas del nido ya no aparecen, es como si hubiera perdido la batalla por ese nido privilegiado…
Y la ladrona sigue el expolio… y la tristeza invade nuestras expectativas, que eran muchas y bonitas… Una historia tierna de zancudas, truncada. 
Pero ¡parece que han vuelto!!! Habrá que seguir observando.