La muralla y el castillo-palacio de Bonilla, a la lista roja

I.C.J./Ical
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La Asociación Hispania Nostra denuncia que en ambos monumentos «la vegetación se localiza por todas partes y están completamente abandonados»

La muralla y el castillo-palacio de Bonilla, a la lista roja - Foto: Diario de Ávila David Castro

Malas noticias llegan para Ávila y para uno de sus pueblos más hermosos, el de Bonilla de la Sierra. Municipio que acaba de entrar tristemente con dos de sus monumentos en la Lista Roja de Patrimonio que elabora desde hace años la asociación Hispania Nostra.

En una información recogida por Ical dan cuenta de ello. Los enclaves tristemente seleccionados para engrosar una lista, que conforman del orden de 1.000 monumentos, son la muralla y el castillo-palacio de Bonilla. Entran en color 'rojo' porque «se encuentran sometidos a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores». 

En el caso de los de Bonilla «se encuentran en un estado de conservación pésimo. La vegetación se localiza por todas partes y están completamente abandonados», denunciaron. Recuerda en la información Ical que los orígenes del castillo y el recinto amurallado se remontan al siglo XIII, aunque las reformas y mantenimientos más importantes comenzaron a realizarse cuando la Villa pasó a ser Señorío de los Obispos de Ávila, como lo demuestran los distintos escudos en las paredes del castillo.

Y es que Bonilla está estrechamente vinculada a la iglesia abulense por ser Señorío del Obispado, y su castillo fue utilizado como residencia de verano de los prelados hasta el siglo XIX cuando, por la Desamortización, fue desvinculado del Obispado. Durante su etapa episcopal, en esta villa (BonaVilla) se levantaron la gran iglesia, las murallas y el actual castillo. 

El edificio primitivo es de mediados del siglo XIV, y cuenta con un patio central cuadrado alrededor del cual se distribuyen las estancias, de hasta tres alturas, construidas la mayoría a raíz de la reforma efectuada en el siglo XVI: el porche, la panera formada por tres habitaciones, la torre del homenaje, las caballerizas de ladrillo y adobe, y el llamado patio de los conejos. 

Se cuenta que en algunas habitaciones y dependencias del castillo aún pueden verse restos de los antiquísimos frescos policromados que las decoraban, dividiendo el lienzo en bandas superpuestas que representaban escenas de torneos y luchas de hombres y animales fantásticos. Esta fortaleza constituía un refuerzo de la defensa de una de las puertas que existían, hoy desaparecida. Originalmente se entraba al castillo por el lado occidental, protegido por la torre circular de la esquina y la torre del homenaje. Más tarde se abrió otra puerta en el lado suroeste y un acceso en alto en la torre del homenaje, fuera del recinto.

Se conservan las puertas falsas de arco de medio punto, muy restauradas, que eran utilizadas en caso de peligro. La torre del homenaje, de modestas proporciones, es la parte mejor conservada y está dotada de matacanes. Su planta baja es de cubierta plana y tiene pinturas en sus paredes, que se componen de un zócalo en rojo dividido en cuarterones con motivos geométricos y vegetales, a excepción de un caballero con escudo de barras de inspiración mudéjar, y por encima cuenta con escenas de dos mujeres conversando, dos hombres con vestidos típicos del siglo XVI, dos caballeros en un torneo y un centauro, entre otros.

Cabe recordar al respecto de la Muralla de Bonilla que un estudio financiado por la Diputación de Ávila en el año 2017 dató esta edificación entre los siglos XIII/XIV nunca más allá de este siglo. Un trabajo a fondo difícil teniendo en cuenta que nunca antes se había hecho estudio para la datación, además de que los escasos restos que quedan se encuentran en una finca particular, pero también a que cuando llegó la conocida como Desamortización y a partir de 1836 la muralla sufrió el expolio y tal esquilmación que se quedó apenas sin piedras (cómo se puede ver en la imagen).