Cruce de caminos con la Santa en el centro

B.M
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La Universidad de Salamanca conmemoró el centenario del doctorado honoris causa de Santa Teresa y lo hizo con una mirada literaria y ensalzando su figura como mujer

Cruce de caminos con la Santa en el centro - Foto: David Arranz www.davidarranz.com

La Universidad de Salamanca conmemoró el centenario del doctorado honoris causa de Santa Teresa de Jesús (1922-2022) con la celebración del acto 'Cruce de Caminos. Santa Teresa de Jesús y Miguel de Unamuno' en el Paraninfo de las Escuelas Mayores de la universidad.

La celebración de la efeméride, presidida por el rector Ricardo Rivero y con presencia de numerosas autoridades académicas e institucionales, entre las que destacó el prior de los Carmelitas de Salamanca y de la villa ducal, Miguel Ángel González, comenzó con un cortejo académico formado por cerca de 70 doctores de la USAL y un grupo de una veintena de monjes carmelitas que, acompañado por las tradicionales chirimías, partió desde el Patio de Escuelas Menores hasta el Paraninfo de la Universidad. Entre los carmelitas se encontraba el prior del convento de La Santa en Ávila, David Jiménez.

Durante la sesión se procedió a hacer lectura de varios textos de Santa Teresa de Jesús y Miguel de Unamuno a cargo de estudiantes.

Asimismo, el acto contó con las intervenciones de María Concepción Miguélez, alcaldesa de Alba de Tormes; y de las profesoras de la USAL Sonsoles Sánchez-Reyes (Ávila), Rosa María López, Esther del Brío y María Ángeles Pérez López, además de las proyecciones de los vídeos conmemorativos 'Santa Teresa de Jesús, doctora honoris causa de la Universidad de Salamanca' y 'Cruce de Caminos. Santa Teresa de Jesús y Miguel de Unamuno', para concluir con la actuación del Coro de la Universidad que interpretó 'Noche cariñosa (de El Cristo de Velázquez)', con texto de Miguel de Unamuno y música de Juan Alfonso García; 'Vivo sin vivir en mí', con texto de Teresa de Jesús y música de Dante Andreo, y 'Gaudeamus igitur'.

El rector fue el encargado de cerrar el acto, con unas palabras que fueron un alegato a la mujer. De Santa Teresa dijo que «sigue siendo la intelectual española más leída y traducida en todo el mundo». Su doctorado fue «un acto de justicia» y el propio Unamuno defendió los «méritos de la fundadora muy convencido». 

Habló de su «devoción por su sabiduría» y «aplauso al talento». Y de como demostró «la capacidad de una mujer de superar a los hombres de su tiempo». Es más, se preguntó si alguno de ellos podría haber hecho las fundaciones, la reforma. «Merece ser seguida en el ejemplo de vencer resistencias y adversidades», insistió.

Lo hizo además con el espíritu, «sin prácticamente recursos», con "un punto de vista muy crítico» perseverancia, frugalidad, recogimiento y un constante transitar por los caminos. «Ella venció a todos», dijo, y ellas (por las mujeres) «seguirán venciendo».

El acto celebrado en Salamanca sirvió para dejar patente el reconocimiento que se hizo en su momento a Santa Teresa, lo que supone también un existente lazo de unión entre la universidad y Ávila, de donde es natural Santa Teresa y donde comenzó su reforma. Una ciudad en la que hoy en día la USAL tiene su campus.

Entre las diferentes intervenciones al acto destacó también el apasionado discurso de Sonsoles Sánchez-Reyes, que en algún momento despertó las sonrisas de los presentes. Comenzó recordando que hace cien años, cuando el doctorado, estaba su bisabuelo y un siglo después la presencia era para una de sus descendientes, una mujer. Habló del valor de la figura de Santa Teresa como mujer de la época, que fue «profundamente innovadora al descender al lenguaje cotidiano para hablar de las cosas más elevadas». Porque Teresa puede que no se formara en la universidad, pero estuvo «muy apegada a la lectura». Y en definitiva, «para Ávila es una embajadora universal; para la literatura, una escritora de referencia inequívoca y permanente;para el género femenino, una mujer que abrió brecha; para la fe, una mística, fundadora y santa sin parangón, y para la Universidad de Salamana, la primera mujer honoris causa de su historia, un destacado miembro de nuestra comunidad universitaria».

el nombramiento. El nombramiento de Santa Teresa en la USAL fue el 6 de octubre de 1922, cuando Teresa de Cepeda y Ahumada se convirtió en la primera doctora honoris causa de la historia en la Universidad de Salamanca y abrió el camino para las mujeres que vinieron después.

En este sentido, a propuesta del obispo de la ciudad, Julián de Diego y García de Alcolea, el Claustro Universitario de la USAL reunido en sesión del 4 de marzo de 1922 bajo la presidencia del entonces vicerrector Miguel de Unamuno acordó por aclamación, «conceder el título de doctor honoris causa a la excelsa escritora castellana». Con la distinción la Universidad de Salamanca se anticiparía al nombramiento efectuado en 1970 por el papa Pablo VI de Santa Teresa como primera Doctora de la Iglesia Católica.

El doctorado honoris causa es la máxima distinción académica que otorga la Universidad de Salamanca y sucedió como una forma de que la USAL se sumara a los actos de conmemoración del III Centenario de la canonización de la Santa.

El acto académico de investidura se celebró el 6 de octubre de 1922 en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca y estuvo presidido por los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia. El discurso de bienvenida corrió a cargo del rector Luis Maldonado de Guevara, que destacó los merecimientos literarios de tal honor y también la cultura, la mística y la ascética que preceden a cualquier razonamiento y al progreso de la ciencia. Entre argumentos cultos y académicos, establece semejanzas con el Quijote, su espíritu aventurero y su tendencia andariega. Contestó en nombre de la Santa el obispo García Alcolea, intervino el presidente del Gobierno, José Sánchez Guerra, y concluyó el rey.

Las celebraciones en torno a este doctorado excedieron al acto académico y supusieron todo un acontecimiento vivido con especial intensidad en Salamanca y en Alba de Tormes. Tras la ceremonia de investidura los reyes se desplazaron hasta Alba de Tormes, lugar donde se encuentran los restos de la Santa, para imponerle a la imagen las insignias del doctorado.

El rey le impuso una pluma de oro y la reina el birrete doctoral, pieza aportada por la Junta de Damas de Salamanca compuesta de oro y piedras preciosas y escudos esmaltados de España, el Vaticano, el Carmelo y los Cepeda y que pudo contemplarse nuevamente hoy, en la ceremonia celebrada en la universidad.