Pilar Iglesias

Pilar y sus cosas

Pilar Iglesias


1494. 1997. 2022.

12/09/2022

Del siglo XV poco viví. Y poco sé. Más allá de lo que olvidé de la escuela. Parece ser que había unos Reyes Católicos que pasaron en alguna que otra ocasión por esta nuestra Villa y algunas cosas dejaron. Y otras se llevaron, claro, como buenos monarcas. Pero poco más que decir. Solo anotar para aquellos que, como yo, no sepan qué es un «Mercado Franco» que se trata de un comercio «libre». Igual que ahora.
Del siglo XX ya tengo conciencia. 16 años recién estrenados. En ciernes comenzar 1º de Bachillerato. Incertidumbre. Alegría. Y las mates suspensas. Siempre me preguntaré, más allá de la explicación de mi tutora, si realmente era/soy tan pésima para las matemáticas o simplemente era una mosca (y no le voy a poner apellido) que molestaba a la docente. Mi profa Paloma (que no fue la que me suspendió) me enseñó a amar a los números. Y mi profe de física y química disfrutaba con nuestras discusiones intensas sobre la fuerza y las acciones y las reacciones. También me pasó con inglés desde que tengo uso de razón, esta niña es nula para los idiomas. Pero pude demostrar con un examen lleno de gracia en la selectividad que todos se habían equivocado a lo largo de los años sacando un pedazo de nota. Y no va y mi profa MariCarmen me regaña. No hija, mira a ver. Empezaría una etapa en la que ya solo daría las materias que se suponía se me daban bien. E inglés. La dichosa especialización me hizo abandonar la biología, la física y la química. Aunque no dejo de investigar y preguntar siempre que el tiempo es propicio. Ahora empieza un nuevo curso, con una nueva ley escrita a lápiz, porque es un borrador, en la que hay un itinerario para los que no saben qué estudiar o para los que lo quieren estudiar todo. Ni voy a criticar la ley ni voy a defenderla. Porque no existe en esta nuestra comunidad. Aun, con el curso comenzado, se están pensado si está bien o no los propios legisladores. Que dile tú a un juez que imparta justicia con borradores. Te tira a la cara todos esos pesados volúmenes que atesoran polvo tras de sí en sus despachos. Pero los docentes tienen que empezar las clases sin saber. Es la paradoja del enseñante. Pero estaba en el '97. Septiembre. Aun con la mochila por preparar y en Ávila se iba a preparar una buena. Era obvio que ningún ser de la Villa nos lo íbamos a perder. Y eso que no me gustan los gentíos. 25 años después sigo diciendo que no voy a ir y, a excepción de alguna vez que hayan coincidido exámenes de septiembre y no he podido acercarme, no he fallado al mercado y sí a mi palabra. Parece ser que Ávila de los Caballeros iba a emular el mercado que los Reyes Católicos permitían que celebrasen. Se pidió que fueran ataviados con «ropajes de la época» y eso ha devenido en tiendas solo de trajes medievales, mercadeo de los mismos, cambios, préstamos, talleres. Parecido a las fallas. Cuando acaban ya comienzan a pensar en las del próximo año. Seguro que ya están pensando muchos qué ponerse en el venidero. Y si Madrid tiene las uvas en Sol, los abulenses tienen el mercado para dar la bienvenida al nuevo año. Comenzó tímido. En el Chico. Avanzó por la Calle Caballeros. Llegó a la Plazuela de la Fruta. Siguió por la Catedral, Mercado Grande, Paseo del Rastro y los Jardines de San Vicente para conquistar el Atrio de San Isidro. Arqueros, herreros, cesteros y cetreros. Torneos, desfiles y música. Camellos, asnos y hasta dragones, quienes nos traen al siglo XXI. 25 años. Y todos los he vivido. Con unos, con otros, sola, con la familia. Pero ninguno como este año. Según te cuento esto me emociono. Porque sin quererlo, como siempre, he pasado dos días enteros en el Mercado. El viernes, medio improvisado y por accidente. El sábado, programado. He vuelto a comer el mejor Crepe de chocolate de la historia y la mejor pizza del lugar. He acabado derrotada, cansada y con los pies molidos. Ha habido colapsos en los accesos a la muralla, y la gente nos hacía avanzar por inercia. Y ha estado bien. De 25.000 visitantes llegó a los 110.000 en el ´19. Ya sabes. Parón COVID. Se retoman las actividades con medidas de seguridad adecuadas. Y llega el despiporre del ´22. Porque hay ganas de vida. Hay ganas de fiesta. Hay ganas de olvidar. Aunque no se deba. Más de 120.000 personas transitando por las calles de la ciudad de los Leales, de los Caballeros. No sabes qué alegría ver así a Ávila del Rey.
Y qué tristeza a la mañana siguiente viendo a la Catedral tan sola.