Editorial

Un futuro que ofrece un campo de desarrollo cercano

Diario de Ávila
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Una escuela de educación eminentemente práctica que tiene un sentido especial en una provincia como la nuestra

El Centro Integrado de Formación Profesional Agraria de Ávila (Cifpa), una escuela de educación en el ámbito del campo que de forma difícilmente explicable interrumpió su formación reglada durante siete largos años, inició en 2019 una nueva andadura que quiere ser, con mucho acierto por lo que tiene de filosofía formativa y también de estar asentada en una tierra especialmente coherente para ello, un referente en la FP dual, esa modalidad que compagina para mejor formar a sus alumnos la enseñanza en las aulas y en las empresas del sector.

Puede haber líneas de formación o carreras que por unos motivos u otros puedan subir altibajos, pasar de moda o perder la fuerza que da la necesidad o no de contar con cierto perfil de profesionales en función del desarrollo del mercado o de la sociedad, pero es innegable que el ser humano necesita de la alimentación como motor para toda su actividad, física y mental, y sin ella no existe el futuro.

Cierto es que hubo un momento de la historia de España relativamente reciente en el que casi todo lo relacionado con el campo fue objeto de desprestigio, cuando no de burla, visión peligrosa y obtusa que nacía del desconocimiento y quizás de un complejo de inferioridad no reconocido, pero es en el campo, en la agricultura y en la ganadería, donde está la base primera de cualquier sociedad que quiera pensar con confianza en su futuro.

La sabiduría de siglos a la hora de cultivar cualquier tipo de planta o de cuidar el ganado es un valor inmarcesible, claro está, pero si a ese saber ancestral que ha mantenido la civilización y la ha permitido desarrollarse se le enriquece con las aportaciones que pueden ir ofreciendo las nuevas experiencias compartidas y los nuevos descubrimientos en materia de mejora de la producción, de cuidado de las especies y de lucha contra los peligros, a buen seguro que el resultado de esa labor que tiene como destino final nuestra alimentación será más fructífera, segura y, por qué no, también más satisfactoria.

A ese fin, el de ayudar a las nuevas generaciones de jóvenes a que puedan incorporarse al mundo rural con orgullo, la mejor formación posible y las máximas garantías de futuro, ayudan iniciativas como la del Centro Integrado de FormaciónProfesional Agraria de Ávila, una escuela de educación eminentemente práctica que tiene un sentido especial en una provincia como la nuestra, en la que la potencialidad que ofrece el campo es enorme, y en la que, también, si no se sabe o no se puede aprovechar toda esa riqueza se abre desmesuradamente la brecha que puede acabar convirtiendo a la despoblación en una desertización humana de imposible vuelta atrás.

Para que nuestro maltratado mundo rural pueda ser lugar de desarrollo para los jóvenes abulenses no bastan las buenas palabras, se necesitan iniciativas como ésta, que desde la teoría y la práctica son capaces de abrir nuevas puertas al campo con garantía de futuro.