TIempo de trashumancia

I.Camarero Jiménez
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Como marca la tradición, el inicio del mes de diciembre señala también el del camino para las reses que cambiarán los pastos de Gredos por los de Extremadura y Castilla La Mancha. Algunos, cada vez menos, lo harán a pie

TIempo de trashumancia - Foto: David Castro

Simplemente con alzar la vista podemos ver incluso desde la capital abulense que la nieve, a lo lejos, ha comenzado a teñir de blanco las cumbres de nuestras montañas. Hablamos de la Serrota pero también de la Paramera. Desde aquí no se ve, pero les aseguramos que hace ya algunos días que también la sierra de Gredos luce más hermosa con sus paisajes nevados. Bella estampa que para los ganaderos trashumantes, que tienen en esa comarca y en la de El Barco de Ávila su oasis, marca el inicio del camino, la partida de sus reses a tierras más cálidas.

 Fundamentalmente echarán a andar buscando la meta de las dehesas extremeña s y algunas también Castilla La Mancha. Este año ha sido en lo meteorológico especialmente bueno. Los animales han tenido pastos más que de sobra desde junio que llegaron a Ávila hasta ahora. Pero el manto blanco comienza a dificultar algo que llevan por bandera los trashumantes y eso es «procurar el bienestar animal»- Por eso, se van.

Hablamos de la partida y de la realidad actual con el secretario  ejecutivo de la Asociación Española de Criadores de Raza Avileña Negra Ibérica, con Pedro Herráiz y lo hacemos porque los animales de esta raza saben lo que es trashumar año tras año. Reconoce efectivamente que el buen tiempo ha hecho lo que tenía que hacer, una de las escasas buenas noticias que deja el 2020. Ha propiciado que haya pastos en Gredos todo este tiempo y que hayamos disfrutado de increíbles y verdes paisajes prácticamente hasta ahora. También permitirá que los ganaderos se ahorren dinero al llegar a Extremadura, pues allí queda comida más que de sobra.

Con temperaturas menos extremas los animales viajan allí para tener el bienestar que les desean sus dueños, los ganaderos. Y es que debe ser así porque una vaca que va a parir y que tiene que dar de comer a su ternero lo tiene francamente difícil en Ávila: «Los animales sufren el frío y si al ternero no lo secas rápido al nacer puede no sobrevivir».

La bajada a Extremadura llega puntual, como cada año, en torno al puente de diciembre y adelantándose al invierno. Mucho han cambiado las cosas desde que Herráiz llegó a la asociación de avileño hace 30 años. Entonces su trabajo también pasaba por hacer los censos de los animales y por tanto conoce lo que ha ocurrido en este tiempo. Y eso es que la cabaña trashumante ha ido a menos. Hace tres décadas,(y  hablamos de 1990) por los puertos de El Pico, Béjar y Tornavacas «pasaban 30.000 animales», ahora serán muchos menos. Estima que el movimiento trashumante llega como mucho a las 16.000 reses y andando no cree que bajen muchas más de 3.000.

Como decíamos al tener comida allí se ahorrará la compra de piensos, la buena noticia del año, ahora bien 2020 está siendo muy complejo y ante ello, Herráiz pide, aunque sea tímidamente, pero con cierto cansancio y pesimismo, ayudas. Reconoce que «no somos mucho de pedir» en el sector, pero es que este año la crisis sanitaria está haciendo también estragos en su campo.

El precio de la carne ha bajado una media de un 20%, cuantifica y normalmente «vamos muy ajustados», juegan con pocos beneficios. Recuerda que están en un sector esencial y por ello piden que se acuerden de ellos ¿Por qué tenemos que perder dinero? «Necesitamos medidas de apoyo». Hay subsectores que lo han pasado muy mal, reflexiona, «el porcino, la lidia», pero dependiendo de las comunidades se ha salido al paso dando ayudas.

«Este año hemos perdido muchísima renta» y además «no es tan fácil cerrar una ganadería con la que no te puedes mantener». El ganadero lo ha sido toda su vida y si cierra qué hace, se pregunta Herráiz. No le gusta hablar de la resiliencia, un concepto nuevo, pero del que estiman saben mucho los ganaderos (también los trashumantes) al fin y al cabo es «la capacidad de aguantar», pero ¿hasta donde podemos aguantar?

Ayudarles «no supondría demasiado dinero», resume, y menos «en un país que gasta 100.000 millones de euros en préstamos ICO o ¿qué decir, recuerda de las ayudas a los bancos? ¿Cuánto se les dio? ¿Cuánto van a devolver? Luego nadie devuelve nada». «Nos hace falta poco dinero y somos la red que sostiene el campo», fundamental en tiempos de despoblación, de España Vaciada (conceptos de los que tampoco es muy amigo).. «Se trata de que podamos mantener la renta y seguir manteniendo el territorio».

2020 nos ha hecho mirar al campo, al refugio que el aire libre nos proporciona y nos ha servido para darnos cuenta de lo que queremos, esa libertad que en el medio rural podemos encontrar y ahí también, apunta, la ganadería hace mucho. Habla del mantenimiento de los pastos, del uso de las vías pecuarias y cañadas reales que actúan incluso como cortafuegos en caso de incendio (como se demostró en el trágico incendio de 2008 en Gredos y el Tiétar). Y por ello también clama por medidas para proteger esas infraestructuras para mantenerlas en condiciones. Recuerda además que el paso de los animales por ellas es un derecho y tienen prioridad, por delante de los coches. Habla especialmente del Puerto del Pico, pues en ocasiones molesta a los conductores tener que parar si los animales están haciendo su camino.

Muchos ganaderos, la mayoría optarán por el traslado en camiones, pero los hay que siguen el método tradicional, a pie. Uno de ellos será Diego Torres de Navarredonda, quien bajará con toda la piara, hablamos de casi 400 cabezas con las que tiene por delante un camino de entre 15 y 18 días. El día 8 comienza. Lo que él y otros muchos hacen «son ejemplos de lo que se pretende vender ahora: naturaleza, resiliencia... Todo eso existe, no hay que inventar nada nuevo y mantenerlo costará menos que empezar de cero», finaliza Herráiz.