Editorial

La amenaza de una huelga en el transporte que no beneficia a nadie

-

Las grandes patronales del transporte rechazan los paros convocados por algunos autónomos y pymes del sector porque consideran que no es el momento y que comienzan a funcionar las medidas comprometidas a la administración tras la masiva huelga que detuvo el país el pasado mes de marzo. Tanto la Federación Nacional del Transporte de Mercancías por Carretera (Fenadismer) como CETM se han apartado estos días de una convocatoria peligrosa por la concurrencia de muchas amenazas que en estos momentos se ciernen sobre la sociedad española. La crisis provocada por la elevada inflación y la guerra en Ucrania está alimentando la inestabilidad e incertidumbre sobre el futuro económico más cercano, situación que lo que menos necesita en estos momentos es un elemento que ahonde en el incremento de los precios o en un desabastecimiento de ciertos productos cuando llegan unas fechas en las que se impulsa el consumo, con lo que se aviva el empleo en todos los sectores relacionados con el comercio.

El inicio de una huelga indefinida por parte de la Plataforma de Defensa del Transporte sería un retroceso para el propio sector, para la economía en general y para la sociedad española, más en un momento tan delicado. Las principales asociaciones del sector apuestan por mantener una posición de negociación continua con la Administración, a pesar de que reconocen que aún existen dificultades intestinas. Este diálogo permanente, que se lleva a cabo en el Comité Nacional del Transporte por Carretera (CNTC), órgano del que no forma parte la plataforma convocante de los paros, debe continuar trabajando en beneficio del sector y llevando a la práctica los acuerdos alcanzados hace ocho meses entre transportistas y administración. Evidentemente, se trata de que toda la regulación aprobada en los últimos meses y la que pueda ponerse en marcha en el futuro cale en todos los ámbitos del sector, se ejecute, se cumpla y, si no es así, se sancione con el máximo rigor.

El sector viene vapuleado y con mejoras estructurales pendientes, pero cabe exigir calma mientras se logra erradicar las contrataciones a pérdidas, principal razón esgrimida por los convocantes para volver a paralizar la actividad. Pueden existir razones para la protesta, pero no es momento para llevar la situación al límite e iniciar una huelga indefinida que provocaría, de nuevo, el caos. Aún quedan días para que todos reflexionen y se pueda alcanzar un acuerdo que permita continuar hablando sobre todo lo que quede pendiente y lo que está por llegar, ya que en poco menos de dos meses concluye la bonificación del combustible, por ejemplo, y aún no se sabe si habrá prórroga.