Rafael Monje

DE SIETE EN SIETE

Rafael Monje

Periodista


Europa reacciona

02/03/2022

Cuando pensábamos que la anestesia social que padecemos tenía efectos permanentes, resulta que hay un atisbo de esperanza. Me refiero a que nos hemos pasado muchos años desayunándonos con tragedias de todo tipo y aceptándolas porque creíamos que poco se podía hacer.

Ese atisbo de esperanza radica en que la Unión Europea podía quedarse al filo de la mediocridad, como hizo cuando Rusia hizo lo que le vino en gana en Crimea y occidente se puso de perfil, pero, en esta ocasión, se ven signos que apuntan a que hasta nosotros podemos hartarnos.

Alemania acaba de decir que suspende de forma indefinida la certificación del gasoducto Nord Stream 2; Suiza se salta, por fin, la neutralidad y secunda las sanciones de la Unión Europea y países como Finlandia y Noruega ignoran las amenazas de Putin y envían armamento a Ucrania.

Seguramente, Putin contaba con que el rublo se viniera abajo al inicio de la invasión pero ya sabemos que no le importa su propio pueblo, la mayor parte del cual ya vivía bastante mal antes. Lo que es probable que no imaginara es que, casi una semana después de montar caprichosamente una guerra, el pueblo ucraniano siguiera mostrando la dignidad que muestra ante la comunidad internacional.

El presidente de Rusia ha querido intimidar de nuevo a la OTAN y, de paso, acongojar a los cientos de millones de personas de bien con la posibilidad de una guerra atómica pero, incluso con su tendencia megalomaníaca, sabe que las 4.500 ojivas nucleares que controla tienen su réplica, casi exacta, al otro lado, entre Estados Unidos. Gran Bretaña y Francia, por ejemplo. No creo que se arriesgue a la aniquilación, incluso aunque Ucrania llegara a forma parte de la Alianza.

De momento, la invasión ha servido para espolear a la Unión Europea y para dar alas a la posibilidad de que Ucrania llegue a formar parte de ella. La OTAN no podrá enviar tropas a territorio ucraniano pero Europa puede ayudar de un modo mucho más eficaz y contundente, empezando por facilitar la vida a 700.000 refugiados, de momento. Y este megalómano lo sabe.