En mayo de 2021 Castilla y León eliminaba prácticamente el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, al aprobar la aplicación de una bonificación del 99 por ciento en las adquisiciones o transmisiones de bienes y derechos heredados o donados entre familiares directos, cónyuges, descendientes o ascendientes. Esta medida, destacan desde la Administración regional, ha supuesto un importante ahorro para los contribuyentes de la Comunidad desde su entrada en vigor hace ya cerca de dos años.
Así las cosas, a lo largo de este periodo, la medida ha beneficiado a 29.780 castellanos y leoneses, lo que ha supuesto un ahorro fiscal para los contribuyentes de la Comunidad de 218 millones de euros y ha permitido realizar donaciones por valor de 1.444,5 millones de euros. En el caso concreto de la provincia de Ávila, desde la entrada en vigor de esta bonificación, que prácticamente elimina el impuesto, se han beneficiado 2.102 contribuyentes abulenses, que han dejado de pagar 8,7 millones de euros en impuestos. Esto supone que, de media, en este tiempo en cada donación los abulenses se han ahorrado 4.138 euros. En el conjunto de la región, el ahorro medio por contribuyente tras la práctica supresión del Impuesto sobre Donaciones ha sido algo mayor hasta los 7.317 euros de media por bonificación, según los datos regionales.
La supresión del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones –que ha permitido reducir al 99 por ciento el coste fiscal al que se encuentran sometidas las adquisiciones de bienes y derechos por herencia o donación entre familiares directos, cónyuges, descendientes y ascendientes– ha beneficiado también durante este periodo a 4.506 contribuyentes en Burgos, por valor de 33 millones; 5.429 en León, con un ahorro de 43,6 millones de euros; 2.021 contribuyentes en Palencia, que se han ahorrado 14,2 millones; 3,752 en Salamanca, por 37,8 millones; 2.280 en Segovia, por 15,3 millones; 1.368 beneficiarios en Soria, por 7,5 millones; 5.877 en Valladolid, con un ahorro de 46,5 millones de euros; y 2.445 contribuyentes de Zamora, que han ahorrado 11 millones.
Estos datos, destacan desde la Consejería de Economía y Hacienda, demuestran «que la eliminación de este impuesto ha contribuido al crecimiento económico, a la mejora del bienestar de los ciudadanos de la Comunidad –al eliminar la traba que el pago del impuesto pudiera suponer a la transmisión de los bienes entre familiares directos– y al incremento de las bases imponibles en otros tributos». Asimismo, prosiguen las mismas fuentes, esta supresión «ayuda al relevo intergeneracional de empresas y negocios, así como al emprendimiento, pues el pago del impuesto no supone un obstáculo para ello».
Además, apuntan desde la Administración regional, «con esta medida se estimula la demanda interna al generar una mayor disponibilidad de rentas a los contribuyentes de Castilla y León; se incentiva la actividad económica y la inversión, incrementando el consumo por el aumento de la renta disponible para la economía familiar; y se favorece el crecimiento económico y la creación de empleo».