Pilar Álvarez

Lo social

Pilar Álvarez


Valores que defender...

02/03/2022

Europa, sobre todo España donde se abolió el servicio militar, con la sana intención de poder  disfrutar de una Democracia bien merecida después de haber sufrido una guerra civil tan dolorosa. Hoy, sin embargo, vemos con dolorosa realidad que el hombre, generación tras generación, sigue atropellando los derechos humanos, eso significa que el fantasma de la violencia no había desaparecido, incluyo también la violencia institucionalizada donde su poder se compone de ejércitos con armas mortales que puestas al servicio de algunas mentes humanas, que hacen desaparecer en un instante millones de personas, ¿este es el progreso?   
No hemos trabajado por el crecimiento de conciencia, por el respeto a los pueblos, entonces  desgraciadamente la historia se repite, en la creencia que hay pueblos con más poder que otros ¿pero de qué clase de poder hablamos, me pregunto? Hablamos del de matar a su semejante, bien dice Fernando Savater, el lobo ha llegado, y nos muestra sus dientes con ganas de comerse el mundo, entonces el mundo se vuelve en desequilibrio, entre lo que crece la tecnología,  la ciencia, etc., y la evolución del hombre en la no reflexión acerca de la bondad o maldad de sus actos.
       Y el «poder» sigue acampado a sus anchas con la única bandera, el armamento de su pueblo, es la única lección para el progreso, el mismo que no generaría nunca en este planeta Tierra un equilibrio de vida para la que fue creada, para el ser humano. Se han descubierto vías técnicas que se pueden recorrer  a la velocidad de la luz, pero no vías de convivencia. Las vías técnicas simplifican los inventos, después de uno viene otro, en cambio las vías de convivencia, como se ha multiplicado tanto la especie humana, cada vez resultan más difíciles y complejas, entonces pensamos que era más fácil vivir de una manera sensata hace tiempo, cuando éramos menos y menos poderosos que ahora. 
No podemos acomodarnos ante la filosofía del estado de bienestar, no podemos dejar de ejercer el compromiso colectivo que debemos practicar a pesar de que consideremos que nuestra casa está a salvo, no estamos a salvo de nada, esa es la realidad, que en este momento estamos viendo al presente. Hay valores que defender constantemente. Está claro que no basta solo con amar los placeres sino también los dolores, hay circunstancias humanas muy trágicas, y tenemos que aprender a vivir sin delectación en el dolor, sabiendo que sin el dolor no existen placeres. Sin embargo esta mezcla de fragilidad que tenemos en común debería servir para unirnos más entre nosotros y ayudarnos.
Las cosas empiezan a ser rechazadas cuando no funcionan, en este siglo veinte uno es verdad que estamos buscando algo diferente, es necesario algo global en el mundo, esto debería ser la gran empresa política de los pueblos, la unificación, sin el sentido de esperar paraíso alguno en la tierra. Tenemos la necesidad de imponer un marco general restringiendo la posibilidad de que unos pueblos manejen los abusos y decisiones de bombardear a los vecinos, una autoridad mundial debería haber con la finalidad de garantizar con autoridad ante los derechos humanos de los individuos y de los grupos pero a nivel mundia. Sé que eso pretendía la ONU, pero examinemos los resultados.
Ningún ejercito debe ser de conquista por su poder  de exterminio, pero capaz de imponerse a cualquier actuación bélica, todo sin faltar al derecho propio de los estados establecidos. Queda por resolver por arriba los grandes problemas globales, no para que algunos marquen el paso sino para que cada cual pueda dedicarse a los problemas concretos del lugar.