Cuando las mascarillas son todo un problema

M.M.G.
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Las personas sordas tienen en este elemento de protección un handicap a la hora de comunicarse. La ConfederaciónNacional de Sordos de España demanda el uso de pantallas transparentes para paliar sus efectos negativos

Cuando las mascarillas son todo un problema

Como Bill Murray en ‘Lost in traslation’. Así se sienten en cierta medida las personas sordas estos días confusos. Perdidos, no en las traducciones, sino en las mascarillas que todos debemos llevar para protegernos y proteger a los demás de la Covid-19.

Porque este elemento, tan necesario a la hora de frenar la expansión del coronavirus, se ha convertido para las personas con discapacidad auditiva en un importante handicap a la hora de poder comunicarse. Muchas de ellas precisan leer los labios para poder seguir una conversación. Y aquellos que se comunican a través del lenguaje de signos encuentran limitada su comunicación al no poder ver por completo los gestos que realiza la persona con la que está hablando, algo fundamental en este tipo de comunicación.

Hablamos con Tamara Cantero, intérprete de lengua del signos del Centro Cultural de Personas Sordas de Ávila. «Esta situación es muy problemática para las personas sordas», comienza a plantear la situación. «Cada signo se apoya en una expresión de la cara», se refiere al lenguaje de signos que se está viendo muy dificultado con el uso de mascarillas. 

«Por eso», avanza, «desde la Confederación Nacional de Sordos de España se está reivindicando el uso de mascarillas transparentes, con el fin de facilitar la comunicación». Eso, considera la intérprete, «ayudaría a derribar la barrera comunicativa» que ha surgido en los últimos meses en el día a día de un colectivo para el que la comunicación no resulta fácil ya de por sí.

El distanciamiento social (los dos metros de distancia entre las personas que hablan) no resulta en cambio impedimento para ellos. Pero, claro, a esta medida de seguridad hay que añadir, ahora más que nunca, el empleo de la mascarilla, y es aquí donde surge el problema.

Para tratar de ayudarles en la situación de confinamiento, asociaciones como el Centro Cultural de Sordos de Ávila ponen a disposición de este colectivo a sus intérpretes de lenguaje de signos, que a través de vídeo conferencias les ayudan en muchas de las gestiones que deben realizar en su día a día. Por ejemplo, acudir a la consulta del médico. «Primero llamo yo al centro de salud y luego tramitamos ya la consulta», explica Tamara su modo de trabajar. «Cuando estamos nosotros, ellos se sienten a gusto», continúa hablando la experta intérprete de signos.

¿Y cómo se organiza en Ávila ese servicio? Es también Tamara la que nos desvela que en nuestra provincia, el Centro Cultural de Sordos sólo cuenta con sus servicios a la hora de ejercer de intérprete. Pero ella cuenta con el refuerzo de sus colegas castellanos y leoneses. «En toda Castilla y León la asociación cuenta con 17 intérpretes dentro de la Federación de Asociación de Personas Sordas de la región», adelanta Tamara. Y todos ellos están al pie del cañón a la hora de ayudar a las personas sordas en sus necesidades. Los días de diario pero también los fines de semana, cuando en ocasiones también es necesario acudir al médico. Y más ahora, en tiempo de pandemia.

El Centro Cultural de Sordos de Ávila cuenta en la actualidad con 22 personas sordas asociadas. Pero las personas con pérdida auditiva son muchas más en Ávila. Calcula Tamara que la cifra puede rondar las 640. Por ese motivo, no duda en recordar que todas ellas, estén o no asociadas, pueden hacer uso de los intérpretes de lengua de signos. Para ello sólo tienen que ponerse en contacto con el centro a través del correo electrónico ccsavila@fapscl.org o llamando al teléfono 625517047.

Así, con su ayuda, las personas sordas pueden ir venciendo los impedimentos que surgen en su día a día. Como lo hacen también con otros trucos más ‘caseros’, como escribir en un papel lo que quieren decir. En ese caso, Tamara pide paciencia a aquellos que mantengan una conversación con una persona sorda. Y les anima a utilizar un lenguaje muy claro, sencillo y director. «Porque muchas personas sordas tienen, también, problemas de lectoescritura», apunta Tamara.